Sra.Directora
Griselda Aón
Griselda Aón
Cadena Nueve
Me dirijo a ese medio a los fines de solicitar la publicación de las consideraciones que adjunto ante el despido de Radio Continental de Buenos Aires a Víctor Hugo Morales.
Despidieron a Víctor Hugo de Continental, 20 minutos antes de comenzar su programa. Pidiéndole documento para identificarlo en la entrada de la radio. Vergüenza ajena.
Eso no es lo grave.
El tema es que la comunicación es una relacion. Uno que emite y otro que escucha y ahora, gracias a las redes, smartphone y todo el piripí; se hace un ida y vuelta donde todos podemos ser y nos sentimos parte.
Ni hablar de lo que siginifica para el oyente habitual “su” programa y “su” conductor; que detrás del auricular o frente al parlante él y el otro, frente a un micrófono, comparten una parte del día, generalmente rutinaria, continua y a la hora exacta.
Quien ha hecho radio sabe que tiene fieles oyentes que esperan la hora señalada para prestar atención y sentirse acompañados, interpretados, casi protegidos o confortados por esa voz que ya es parte de su vida. Cuando el comunicador falta a la cita es común recibir un mensaje o alguien que lo conoce lo cruce y pregunte ¿qué te pasó que hoy no estuviste en la radio? En ese momento, el comunicador toma dimensión de que se ha metido en la vida del oyente y de alguna manera éste le reprocha la ausencia. Pase lo que pase, hay que estar. Del otro lado hay un oído atento que espera el momento de la comunicación.
Victor Hugo podrá tener otro programa, en otro horario, en otra radio, en tv, en Internet pero “sus” oyentes se quedaron solos de un momento a otro, los despojaron sin poderse preparar para el duelo que significa no tener ese amigo incondicional que cada mañana era suyo exclusivamente por lo que durara esa magia que únicamente produce la radio y que estuvo ahí durante 30 años.
No lo hecharon a Victor Hugo, arrancaron parte de la vida y los sentimientos, de la que renovándose en cada temporada, fue su audiencia.
No enmudecieron a Víctor Hugo, le faltaron el respeto a todos los que escuchaban y compartían con él cada mañana.
Les demostraron que son rehenes de los caprichos de los dueños de la palabra, porque se la dan a quien quieren y se la sacan a los que se les antoja. Se los llevaron por delante. Demostraron que no importa la libertad de prensa o expresión, sino que lo importante es la empresa y si bien la empresa se debe a sus clientes, demostraron que los oyentes no lo son, que no merecen ser tenidos en cuenta en las decisiones de la empresa radio, son un número que llena una planilla de éxito/fracaso, prescindibles, sólo un número.
Callaron una voz y nos dejaron mudos a todos.
Volveremos, estoy segura. Hará falta @vh590
Atte.
Margarita Lourdes López