miércoles, diciembre 25, 2024
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Crece la Enfermedad Renal Crónica

INTI Hemodiálisis

Cuidando la pureza de las aguas utilizadas en los procesos que reemplazan la función del riñón, hospitales y centros envían regularmente muestras al Laboratorio de Microbiología de INTI Entre Ríos.

A nivel epidemiológico mundial crece la Enfermedad Renal Crónica donde los pacientes padecen la pérdida del normal funcionamiento del riñón, órgano especializado en “filtrar la sangre”. Se trata de un problema de salud pública creciente y de alto costo, ya que requiere tratamiento de sustitución renal, sea por diálisis peritoneal, hemodiálisis (se extrae sangre, se la filtra y se la vuelve a introducir al cuerpo) y/o trasplante renal. El tratamiento de hemodiálisis se realiza en hospitales o centros especializados, es costoso y presenta el desafío de producir grandes cantidades de agua de alta pureza.

Según datos del Registro Argentino de Diálisis Crónica, a cargo del Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (INCUCAI) y la Sociedad Argentina de Nefrología (SAN), se llegó en 2012 a 158 pacientes por millón de habitantes (ppm) en todo el país, observándose un aumento cercano al 2% interanual desde 2004 . En algunas provincias las Tasas superan los 200 ppm y en otras apenas se alcanza los 120 ppm. Esto significa que unas 8000 personas sufrirían esta condición en nuestro país, lo cual nos da una idea de la importancia de los centros de Hemodiálisis.

“El equipo dializador actúa como un riñón artificial, que ‘limpia’ la sangre del paciente, utilizando agua tratada. La sangre pasa a través del dializador y luego vuelve a entrar en el paciente, y así se eliminan sustancias tóxicas retenidas en la sangre que normalmente se eliminan con la orina”, explica Verónica Gaspart, integrante del equipo de trabajo del Laboratorio de Microbiología de INTI Entre Ríos, donde también trabajan Andrea Ochoteco y Eduardo Colombo, bajo la dirección de Gretel Scelzi.

“Hay que tener en cuenta que generalmente los pacientes dializados son personas que pueden estar inmunodeprimidas, sensibles, con lo cual el agua tiene que ser muy pura, ya que el riesgo de infección en estos tratamientos es muy alto”, advierte Ochoteco. Ante la necesidad de garantizar un tratamiento seguro, las entidades que brindan este servicio tienen que hacer controles mensuales para asegurar la calidad del agua. El Laboratorio recibe entonces muestras de establecimientos privados y públicos, y se ocupa de realizar los análisis en pos del cumplimiento de la normativa vigente, en cuanto a la calidad microbiológica, química y física del agua de diálisis.

“A simple vista no se puede ver una bacteria, pero sí una colonia”, detalla Gaspart. “Para ello las muestras de agua se siembran en un medio de cultivo que permita el desarrollo y la multiplicación de las bacterias, y de este modo poder contarlas”. La siembra se realiza en una cabina de bioseguridad Clase 2, y los cultivos se colocan en una incubadora con temperatura mantenida a 21 grados centígrados. Según la Resolución 1704/2007 del Ministerio de Salud, por cada mililitro tiene que haber menos de 100 ufc (unidades formadoras de colonias) de bacterias aerobias mesófilas. El análisis dura 7 días, pero se realizan recuentos intermedios a las 48 h y a los 5 días, de modo que si los recuentos de bacterias superan el parámetro establecido se pueda informar al servicio y tomar acciones de sanitización a tiempo.

Los laboratorios de INTI Entre Ríos realizan los análisis bajo un Sistema de Calidad según la Norma ISO 17.025, con metodologías reconocidas internacionalmente, insumos controlados y equipos calibrados. Además de análisis relativos a la salud, el Laboratorio de Microbiología ofrece servicios para el sector productivo en alimentos y asesoramientos en sistemas de calidad para otros laboratorios.

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