jueves, diciembre 26, 2024
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España llora a un ídolo y el futbol está de duelo

Alfredo Di Stéfano

Falleció Alfredo Di Stéfano a los 88 años de edad, considerado el primer gran jugador de la historia. Había nacido en Capital Federal. Le decían “La Saeta Rubia”. Fue una verdadera Leyenda del Fútbol.

Comenzaba la década del noventa. Faltaban 10 años para que terminara el Siglo XX. Hacía pocos días que había llegado a Pamplona por una capacitación en la Universidad de Navarra. Comenzaba a transitar un ámbito académico. El primer comentario referencial sobre un argentino fue Alfredo Di Stéfano.  Me sorprendió que mi interlocutor conocía la historia de este destacado futbolística, a quien Pelé ha considerado el “mejor del mundo”. Después de sus consideraciones Juan Bosco Aragonés me dijo “mi padre es Notario (Escribano) y lo conoce por tratarlo. Tiene el más alto de los conceptos”.

El pasado 4 de julio, Don Alfredo, como le decían en todos los ámbistos, cumplió 88 años. Había nacido en el Barrio de Barracas en la Capital Argentina en 1926y sus inicios están ligados a la historia de River Plate. Desde allí, un equipo colombiano con mucha historia se lo llevó a sus filas. De Millonario pasó al Real Madrid. Desde entonces, su vida y trayectoria trasciende en ese país.

Hoy España llora un ídolo y el futbol está de duelo. Gran persona, sencillo, austero y todo un caballero dentro y fuera de las canchas de futbol. Esta es la imagen que cada habitante de esa tierra tiene de Alfredo. Respetado y querido. Nunca se le conoció una expresión fuera de lugar que incomode a  propios o ajenos.  Este mensaje que me transmitió Juan Bosco Aragonés, tras conocerme en una clase en Navarra lo retuve en mi memoria y desde entonces me ocupé cada vez que podía, saber si ello era cierto o un exceso de un joven madrileño, que quería que el recién legado se sintiese cómodo en su tierra.

Descubrí que no se equivocó. Lo poco que conocía de Alfredo Di Stéfano eran lecturas de El Gráfico en mi niñez, y lo que el “Rey de Brasil” había dicho de él. Cuando debutó con el Madrid, en 1953, tenía 27 años y había aprendido casi todo lo que puede aprenderse del fútbol. Sólo le faltaba el reconocimiento. En el bolsillo de su saco levaba siempre una medalla de plata con una inscripción gastada: River Plate-San Lorenzo de Almagro, 1947.

¡Yo jugué al fútbol de casualidad! Porque mi vieja habló con un electricista, contó alguna vez en un reportaje. Comenzó a jugar en Los Cardales, cerca de Capilla del Señor sobre una margen del Río Luján, donde su padre tenía unas pocas hectáreas de campo. Tenía 14 años.

En España, de “Don Alfredo” como lo llamaban en algunos medios de comunicación, escuché su voz en radio, leí sobre él y lo vi en televisión. Siempre fue un referente de lo discreto, medido, atinado, educado y transmisor de valores de vida. Percibí que tenía una fina ironía y un compendio de ocurrencias convertidas en filosofía del fútbol y de la vida misma.

Confieso que a Pelé lo seguí tras el fútbol, y descubrí a un buen embajador de buena voluntad de su país, como máximo exponente del fútbol.  Alfredo fue más lejos. Su conducta no tuvo reproches. Cabal por donde se lo mirase.

A partir del año 2000 el Real Madrid lo designó Presidente de Honor. Para muchos Honorario. Para este Club. Esa distinción habla de su presencia en la institución.

Como jugador participó en seis encuentros con la selección argentina y otros treinta y uno con la española. Ha sido considerado por la FIFA como uno de los cinco mejores jugadores de fútbol del Siglo XX junto a Edson Arantes do Nascimento –Pelé –Franz Beckenbauer, Diego Maradona y Johan Cruyff. Además, se lo consideró en 2004 como el Mejor de todos los Ganadores del Balón de Oro hasta 1999.

Durante años fue el máximo goleador de la historia del Real Madrid, donde militó once temporadas anotando 307 goles en 403 partidos oficiales y donde obtuvo sus mayores éxitos y reconocimientos siendo el jugador argentino con más títulos en la historia hasta el año 2010 cuando fueron superados sus veintidós trofeos oficiales.

Como una paradoja de la vida. Llegó a River Plate a los 16 años. De Cardales viajó en tren hasta la Chacarita y desde ahí sin conocer Buenos Aires abordó el  el colectivo 88 que llevó a la prueba en el Club Millonario de Núñez. Desde entonces su carrera a la fama y trascendencia no paró. Hoy, otro 88, el de los años que vivió, lo llevó a la inmortalidad.

Pese a las consideraciones de la FIFA y la Federación Internacional de Historia y Estadística de Fútbol,  Aldredo Di Stéfano es indicado por algunos como el mejor jugador de todos los tiempos y su nombre va directamente ligado al del club madrileño, ya que —no en vano—, su fichaje por el equipo “merengue” cambió el curso de la historia de este equipo hasta ser proclamado como el mejor Club del Siglo XX, gracias sobre todo a las Copas de Europa que este club consiguió desde que el jugador aterrizase en Madri. Asimismo, de Di Stéfano cabe destacar su exquisita calidad técnica y su polivalencia en el campo, siendo por ello, considerado por algunos el jugador más completo que ha dado el fútbol a nivel mundial.

Faltan cuatro partido para que termine la Copa del Mundo Brasil 2014,  y es de esperar que la FIFA – Federación Internacional del Fútbol Asociado – le haga los homenajes públicos acorde a la altura de su cosecha deportiva y como persona que supo transitar y la traslade a los millones de habitantes del planeta para que nos enriquezcamos de valores y principios, escasos en estos tiempos.

Don Alfredo se le merece y será recordado como un Grande del Fútbol, y  Gran Caballero… con Honores!

Principio y fin de un futbolista irrepetible.

AlFredo Di Stéfano 0 Gustavo Tinetti

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