domingo, abril 27, 2025
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Se despidió a Francisco con una misa multitudinaria y un llamado a la unidad en la Catedral

Miles de fieles participaron en la ceremonia exequial en Buenos Aires donde el arzobispo Jorge García Cuerva recordó al Papa como “padre de todos” y pidió un abrazo fraterno entre los argentinos como el mejor homenaje a su legado

Miles de personas se congregaron este sábado en Plaza de Mayo para despedir con emoción y recogimiento al papa Francisco, fallecido el lunes pasado a los 88 años. La misa exequial, presidida por el arzobispo de Buenos Aires, monseñor Jorge García Cuerva, fue el acto litúrgico central en la Argentina tras el funeral oficial que se celebró más temprano en el Vaticano.

Desde las primeras horas del día, una multitud comenzó a acercarse a las inmediaciones de la Catedral Metropolitana, donde se montó un imponente altar sobre las escalinatas del templo. La ceremonia, cargada de simbolismo y emoción, reunió a fieles, autoridades políticas y figuras religiosas de todo el país.

Entre los presentes estuvieron la vicepresidenta de la Nación, Victoria Villarruel; el jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri; y el gobernador bonaerense, Axel Kicillof.

“Hoy lloramos a Francisco”

Durante su homilía, monseñor García Cuerva destacó la figura del pontífice argentino, recordándolo como “el padre de todos” y lamentando profundamente su partida. “Hoy, lloramos porque no queremos que la muerte gane. Lloramos porque se murió el padre de todos, lloramos porque ya sentimos en el corazón su ausencia física”, expresó conmovido.

El arzobispo citó un tango de Gardel para retratar la tristeza colectiva: “Las lágrimas taimadas se niegan a brotar y no tengo el consuelo de poder llorar”, y luego evocó palabras del propio Francisco: “Al mundo de hoy le falta llorar. Los invito a preguntarse: ¿yo aprendí a llorar cuando veo un niño con hambre, drogado o abandonado?”

García Cuerva pidió que el dolor por la partida del Papa “riege la patria” y sea semilla de reconciliación y fraternidad. “Fue padre de todos, pero especialmente se ocupó de los más frágiles, de los marginados, de los descartables de la sociedad”, remarcó.

Llamado a la unidad nacional

En uno de los pasajes más emotivos de la ceremonia, el arzobispo porteño convocó a un gesto de unidad inspirado en el legado del Papa: “Hagámosle el mejor de los regalos a Francisco: el abrazo que necesitamos entre los argentinos, superar divisiones y vivir la tan anhelada fraternidad”.

Recordó también el Pacto de San José de Flores, que en 1859 selló la reconciliación entre Buenos Aires y la Confederación Argentina. “Hoy necesitamos un nuevo pacto, no solo político sino social y espiritual. El abrazo que le negamos al que piensa distinto, al que sufre, incluso aquellos que no nos pudimos dar durante la pandemia”, dijo.

Una jornada de memoria y compromiso

La misa fue concelebrada por más de 20 obispos de todo el país, incluidos el nuncio apostólico, monseñor Miroslaw Adamczyk; el cardenal Mario Poli; y varios prelados eméritos que llegaron a la Capital para rendir homenaje al primer papa latinoamericano.

Tras la ceremonia, se realizó un almuerzo comunitario bajo el lema “Compartimos la mesa”, y luego dio inicio la peregrinación “Pacto de amor a Francisco: recorrido por los lugares del dolor”, que atravesó sitios emblemáticos del trabajo pastoral de Jorge Mario Bergoglio en la Ciudad de Buenos Aires.

La ciudad que lo vio nacer, ordenarse sacerdote y luego convertirse en arzobispo, le rindió así su último adiós. En un clima de fe y emoción, Buenos Aires despidió a su Papa con lágrimas, oraciones y un renovado compromiso por construir la Argentina fraterna que Francisco soñó hasta el final.

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