domingo, abril 20, 2025
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Murió el “Loco” Hugo Orlando Gatti a los 80 años

Comenzó en Huracán de Carlos Tejedor como centro delantero y por azar en un partido fue al arco al que después nunc abandonó

Este domingo se confirmó la muerte de Hugo Orlando Gatti, el legendario arquero argentino, a los 80 años. Su familia tomó la dolorosa decisión de retirarle el respirador mecánico luego de más de dos meses de internación en terapia intensiva. El último parte médico había señalado que su estado de salud era irreversible.

El “Loco”, como se lo conocía en el mundo del fútbol por su estilo excéntrico y carismático, se encontraba internado en el Hospital Pirovano desde hacía más de 60 días. Su cuadro clínico incluía neumonía, insuficiencia cardíaca y renal, y permanecía en coma farmacológico. Todo comenzó tras una fractura de cadera que derivó en una infección intrahospitalaria, agravando su estado general.

La noticia fue confirmada por su hijo Lucas, quien en los últimos días había compartido la complejidad del cuadro de su padre. “Todo lo que no sea empeorar es mejora. Es un proceso lento y sabemos que necesitamos paciencia. En eso estamos”, había dicho días atrás. Sin embargo, el deterioro fue irreversible.

Gatti había nacido en la ciudad bonaerense de Carlos Tejedor, donde dio sus primeros pasos en el fútbol como delantero en el Club Huracán de esa localidad. Sin embargo, una casualidad lo llevó al arco en un entrenamiento, y desde entonces jamás abandonó esa posición. Con el tiempo se convirtió en uno de los arqueros más emblemáticos del fútbol argentino.

Jugó en Atlanta, River Plate, Gimnasia de La Plata y Boca Juniors, club con el que alcanzó la cima de su carrera. En Boca fue bicampeón de la Copa Libertadores (1977 y 1978) y ganó múltiples títulos locales. Gatti se destacó por su estilo arriesgado y provocador, con atajadas memorables, penales tapados y salidas que desafiaban los libros del manual del arquero tradicional.

Tras su retiro, desarrolló una carrera mediática en España, donde fue parte del programa deportivo “El Chiringuito”, ganándose también un lugar como personaje del espectáculo.

Su partida deja un vacío en el corazón del fútbol argentino y de todos aquellos que lo admiraron por su valentía dentro y fuera del campo. El “Loco” Gatti fue mucho más que un arquero: fue un símbolo, un personaje irrepetible y un ídolo que vivió el fútbol con una pasión sin igual.

Gatti fue más que un arquero: fue un showman, un revolucionario bajo los tres palos. En una época en la que el puesto de guardameta era reservado para hombres serios, contenidos, sobrios, él apareció como un huracán. Jugaba adelantado, como un líbero con guantes. Se aventuraba fuera del área con la pelota en los pies, desafiaba rivales y tradiciones. Su estilo, que algunos consideraban una locura, terminaría anticipando lo que décadas más tarde se naturalizaría con figuras como Manuel Neuer.

Récords, títulos y rivalidades eternas

Con 765 partidos en la Primera División, Gatti ostenta el récord de presencias en el fútbol argentino. También comparte con Ubaldo Fillol –su histórico antagonista– el récord de penales atajados: 26 en total. Pero más allá de las cifras, su impronta está en las imágenes imborrables: la final de la Copa Libertadores 1977 atajando el penal decisivo ante Cruzeiro, el título ante River en 1976, los clásicos que cargaban con su personalidad magnética.

Disputó 548 encuentros con la camiseta de Boca Juniors, donde es leyenda absoluta. Allí ganó seis títulos, incluyendo dos Copas Libertadores y una Intercontinental. Pero también fue ídolo en Gimnasia y Esgrima La Plata, Unión de Santa Fe y River Plate, donde debutó en Primera División tras surgir de Atlanta.

Su rivalidad con Ubaldo Fillol fue una de las más coloridas del fútbol argentino. Fillol era la sobriedad, el orden; Gatti, el caos creativo. Uno cuidaba el arco; el otro lo transformaba en un punto de partida. Eran opuestos dentro y fuera de la cancha, River y Boca, Menotti y Bilardo, yin y yang.

Un personaje dentro y fuera del campo

El “Loco” también fue parte del folclore mediático. En 1976 grabó un disco llamado Las locuras de Gatti, cuya canción “Vas derecho al mundial” todavía resuena en las canchas. Ya retirado, se reinventó como comentarista polémico en medios de Argentina y España, donde formó parte de programas como El Chiringuito de Jugones y escribió columnas para el diario As. Su estilo verborrágico, desinhibido y provocador le ganó tantos seguidores como detractores. Fue protagonista de más de un escándalo por sus declaraciones sexistas o racistas, y hasta tuvo cruces en vivo que rozaron la pelea física.

Un retiro amargo y una despedida tardía

En 1988, tras un error en un partido frente a Deportivo Armenio, fue relegado por José Omar Pastoriza y reemplazado por Carlos Fernando Navarro Montoya. Nunca volvió a atajar oficialmente y su salida generó controversia, potenciada por su exposición en una campaña política a favor del entonces presidente Raúl Alfonsín. Boca le cerró las puertas y Gatti organizó su propio homenaje años después en Vélez. Solo en 1998, en los festejos del Apertura ganado por Boca, recibió un homenaje en La Bombonera.

El último vuelo del Loco

Gatti había sufrido un ataque cardíaco en 2018 y, dos años más tarde, fue hospitalizado por una neumonía causada por COVID-19. Su salud se fue deteriorando, pero jamás perdió esa chispa. En los medios siguió opinando hasta el final, con ese estilo frontal, sin filtro, tan suyo.

Su legado excede lo deportivo. Gatti fue un adelantado. Un personaje único. Un loco lindo que vivió el fútbol como una obra de arte libre y desobediente. El arquero que, en vez de quedarse bajo el arco, eligió siempre salir a escena.

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