En el marco de la Semana Santa, este 19 de abril se conmemora el Sábado Santo, también conocido como el Sábado del Silencio, una jornada profundamente significativa para las confesiones cristianas, marcada por la espera serena y reflexiva de la resurrección de Jesús, que será celebrada durante la noche con la Vigilia Pascual.
Esta jornada forma parte del Triduo Pascual, el corazón del calendario litúrgico cristiano, que recuerda la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. Tras el recogimiento del Viernes Santo, en el que se conmemora la crucifixión, el Sábado Santo se vive como un día de luto, oración y recogimiento, que contempla a Cristo en el sepulcro y su descenso a los infiernos, a la espera de su victoria sobre la muerte.
Un día sin Eucaristía y en silencio
En la Iglesia católica, el Sábado Santo se caracteriza por la ausencia de celebraciones eucarísticas, al igual que el día anterior. No se administran sacramentos, salvo la penitencia y la unción de los enfermos. Las iglesias presentan una atmósfera sobria, donde puede exponerse la imagen de Cristo en el sepulcro o descendiendo a los infiernos, invitando a los fieles a la contemplación del misterio.
También se recuerda especialmente la soledad de la Virgen María, que permaneció en silencio tras la sepultura de su hijo, acompañada por el apóstol Juan.
Durante el día, muchas parroquias ofrecen espacios para el retiro espiritual y el sacramento de la confesión, preparando a los fieles para la celebración más importante del año litúrgico: la Vigilia Pascual.
A las 18, la parroquia de San Juan y San Pedro vivirá ese momento de oración; y lo mismo se hará en El Carmelo San José.
La Vigilia Pascual: luz en medio de la oscuridad
Al caer la noche, en lo que ya se considera litúrgicamente el Domingo de Pascua, tiene lugar la Vigilia Pascual. A las 20 en la Catedral Santo Domingo de Guzmán, una celebración rica en símbolos y profundamente emotiva se llevará adelante entre sacerdotes, hermanas y feligreses. Esta liturgia está dividida en cuatro momentos esenciales:
Celebración del fuego nuevo: se enciende un fuego fuera del templo y con él se prende el cirio pascual, que representa a Cristo resucitado. El sacerdote marca sobre él el año en curso y las letras griegas Alfa y Omega, símbolo de que Jesús es principio y fin.
Liturgia de la Palabra: se proclaman varias lecturas del Antiguo y Nuevo Testamento, que relatan la historia de la salvación, desde la Creación hasta la Resurrección. Especial énfasis se pone en la lectura del Éxodo, que evoca el paso de los israelitas por el Mar Rojo.
Liturgia bautismal: es costumbre realizar bautismos durante esta noche. Se bendice el agua bautismal y los fieles renuevan sus promesas bautismales, reafirmando su fe y su compromiso con Jesucristo.
Liturgia Eucarística: la misa culmina la celebración, marcando el inicio gozoso del tiempo pascual.
Tradiciones locales: bicicleteada en Nueve de Julio
En nuestra ciudad, como parte de la vivencia comunitaria de esta celebración, a las 10.30 de la mañana deeste Sabado se realizará una bicicleteada con punto de partida en la Catedral de Nueve de Julio, en la que participarán especialmente los niños que realizan la catequesis. Se trata de una propuesta simbólica para vivir el Sábado Santo en familia, en comunidad y en esperanza.
También se invita a los fieles a llevar a la iglesia sus velas bautismales o agua bendita para renovar sus compromisos cristianos y llevar a sus hogares signos visibles de la fe.
Una vigilia que da sentido a toda la fe cristiana
El Sábado Santo culmina en la Vigilia Pascual, la noche más importante para los cristianos, cuando se proclama con alegría que Cristo ha resucitado. La celebración recuerda que, después del silencio y la oscuridad, llega la luz. Una invitación a la renovación interior, a la esperanza, y a vivir una fe viva y transformadora.