La Confederación General del Trabajo (CGT) concreta hoy su tercer paro general, en una jornada que busca frenar el avance de reformas oficiales que afectan al poder sindical. Sin embargo, el impacto del paro se ve amenazado por la decisión de la Unión Tranviarios Automotor (UTA) de no adherirse a la huelga, lo que garantiza el funcionamiento normal de los colectivos en todo el país.
La CGT denuncia una “insensibilidad social” del Gobierno y repudia los recortes en salud, educación, jubilaciones y obra pública, así como la “represión injustificada” de las protestas. El paro incluye el cese de actividades en trenes, subtes y varios sectores estratégicos, aunque la circulación de colectivos podría debilitar su efecto en la vida cotidiana y el acatamiento de trabajadores.
Desde la Casa Rosada, el jefe de Gabinete Guillermo Francos fue tajante: “La CGT sabe que se vienen reformas laborales, por eso actúan así. Vamos a insistir con los cambios que el DNU 70 proponía y que hoy están frenados por la Justicia”. Además, el gobierno activó una conciliación obligatoria en el conflicto salarial con la UTA y lanzó una auditoría sobre su obra social, en lo que muchos ven como una clara señal de presión política.
En este contexto, Héctor Daer, uno de los triunviros de la CGT y figura clave en la convocatoria, anunció que no buscará renovar su mandato en noviembre: “Se habrá cumplido un ciclo de nueve años. No voy a reelegir”. Su salida abre la puerta a una disputa por el liderazgo en la central sindical, donde ya se perfilan tensiones entre los sectores más duros y los dialoguistas.
La medida de fuerza también expone las fisuras internas dentro del movimiento obrero. Dirigentes como Gerardo Martínez (UOCRA) y Armando Cavalieri (Comercio) se distanciaron del paro y sostienen una línea más cercana al oficialismo. Sin embargo, sus gremios participaron de la movilización de jubilados al Congreso realizada ayer, con fuerte presencia de bases pero escasa participación de las cúpulas.
La jornada de paro será un termómetro del momento político y social que atraviesa el país. Con un Gobierno decidido a avanzar con reformas estructurales y un sindicalismo dividido entre la confrontación directa y el pragmatismo, el resultado de la huelga podría definir no solo el futuro de la CGT, sino también los márgenes de maniobra del presidente Milei en su proyecto de transformación.
En Nueve de Julio la CGT distirtal ha hecho un llamado a adherirse a la medida de fuerza. A su vez, gremios docentes se suman a la huelga lo que impactara en una actividad comercial reducida por la ausencia de Bancos y escuelas.