Se conmemoran 54 años del Primer Congreso Mundial Romaní, un evento trascendental para la historia del pueblo gitano, celebrado en Londres en 1971. Este Congreso, que reunió a representantes de las comunidades gitanas europeas, marcó un antes y un después en la lucha por la visibilidad, los derechos y la cultura de los gitanos a nivel global. Durante este evento, se adoptaron dos símbolos que hoy se consideran emblemas universales de la identidad gitana: la bandera y el himno.
Una bandera, un símbolo de libertad
La bandera gitana, que nació de este Congreso, consta de dos franjas horizontales, una azul y otra verde. El azul representa el cielo, mientras que el verde hace alusión al campo, a la naturaleza y a la vida nómada de las comunidades gitanas. En el centro de la bandera se encuentra una rueda de carro roja, símbolo de la movilidad y de la lucha por la libertad. La rueda, con sus dieciséis ejes, refleja además el ideal de un pueblo libre que ha enfrentado siglos de persecución y marginación.
Un himno de unidad y resistencia
El himno oficial del pueblo gitano, “Gelem, Gelem”, fue otra de las decisiones trascendentales adoptadas en ese Congreso. Esta canción, tradicional de la comunidad gitana serbia, fue adaptada por el músico gitano serbio Jarko Jovanovic. El tema, cargado de simbolismo y sentimiento, expresa tanto la dureza de la vida gitana como la esperanza de un futuro mejor, y ha sido interpretado por diversas generaciones como un himno de resistencia y unidad para los gitanos de todo el mundo.
El Día Internacional del Pueblo Gitano
Diecinueve años después, en 1990, durante el Cuarto Congreso Mundial Romaní celebrado en Serock, Polonia, se oficializó el 8 de abril como el Día Internacional del Pueblo Gitano. Esta fecha se ha convertido en un día de reflexión, de celebración de la cultura gitana, pero también de denuncia de la discriminación histórica y contemporánea que siguen sufriendo los gitanos en muchas partes del mundo.
Este año, la conmemoración de este día adquiere un carácter especial, ya que coincide con el 600 aniversario de la primera mención documental de la presencia gitana en Catalunya. En 1425, el rey Alfonso V de Aragón firmó un salvoconducto para Juan, patriarca de una comunidad gitana que se desplazaba desde los Balcanes hacia la península ibérica. Este documento histórico es considerado uno de los primeros registros oficiales de los gitanos en la región y marca el inicio de un largo proceso de integración y, a menudo, persecución.
Los gitanos en Catalunya: una historia de arraigo y persecución
La presencia gitana en Catalunya se consolidó especialmente durante el siglo XVI, cuando muchos gitanos comenzaron a adoptar la lengua catalana y se establecieron en diversas localidades como Barcelona, Perpinyà, Lleida, Tortosa, Reus y Tarragona. Durante estos siglos, los gitanos se dedicaron principalmente a la fabricación de productos de mimbre y textiles, además de dedicarse al comercio ambulante de animales de tiro.
Sin embargo, a finales del siglo XV y durante los siglos posteriores, las autoridades hispánicas comenzaron a promulgar leyes persecutorias contra el pueblo gitano, buscando su exterminio o su asimilación forzada. En Catalunya, durante el reinado de Fernando VI en 1749, la persecución alcanzó su punto álgido, pero a pesar de las amenazas, los gitanos catalanes encontraron protección en muchas ocasiones gracias a la solidaridad de sus vecinos. Esta resistencia local fue clave para la preservación de la comunidad gitana en la región.
Una celebración de la resistencia y la cultura
El Día Internacional del Pueblo Gitano no solo es una fecha para recordar los logros del pueblo gitano, sino también para visibilizar las luchas por sus derechos. En un contexto donde los estigmas, la discriminación y la violencia hacia las comunidades gitanas siguen siendo una realidad en muchas partes del mundo, este día se erige como una oportunidad para exigir justicia social y el respeto a la diversidad cultural.
A lo largo de los siglos, los gitanos han demostrado una resistencia inquebrantable frente a la opresión. Y hoy, más que nunca, es fundamental recordar su historia, celebrar su identidad y continuar la lucha por un mundo donde la igualdad y la dignidad sean la norma para todos los pueblos.