jueves, marzo 6, 2025
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Hecho histórico: en 63 días del 2025 la lluvia superó los 600 mm en Nueve de Julio

Febrero fue el mes de mayor registro de precipitaciones en más de 110 años con 430mm y Héctor Carta analiza los regímenes de lluvias en el distrito

En 63 días del año 2025, la lluvia llegó a los 601.4mm, convirtiéndose en un hecho histórico de abundante precipitación en tan corto plazo.

Estudios del Servicio Meteorológico Nacional han hecho mención que la precipitación del último año fue de 800 mm y han que remontarse ha varios años atrás para llegar a un caudal de 900mm en 365 días.

En solo 63 días se alcanzó el 75% de la lluvia anual.

El In. Agrónomo y es Director del INTA estación General Villegas ha hecho un estudio sobre las lluvias en Nueve de Julio en los último 115 años.

El informe explica que en 115 años, la variabilidad climática impacta directamente en las actividades agropecuarias de la zona.

El profesional señala que el cambio climático es uno de los mayores desafíos globales que enfrentamos, y su impacto en la agricultura se siente de manera cada vez más palpable en diversas regiones del mundo. ‘En la provincia de Buenos Aires, Nueve de Julio, un partido caracterizado por su fuerte producción agrícola, no escapa a este fenómeno. A lo largo de los últimos años, los productores agrícolas de la región han sido testigos de cómo las alteraciones climáticas modifican los patrones de lluvia, la temperatura y la frecuencia de fenómenos meteorológicos extremos. Esto no solo afecta la rentabilidad de los cultivos, sino que pone en jaque la planificación de los ciclos agrícolas’, destaca el ing. Héctor Carta.

Históricamente, Nueve de Julio ha sido una de las regiones más productivas del país, destacándose por sus cultivos de soja, maíz y trigo. Sin embargo, las condiciones climáticas que antes eran previsibles han comenzado a volverse más erráticas. Los datos meteorológicos de las últimas décadas muestran un patrón de creciente irregularidad en las precipitaciones. Si bien la región ha experimentado sequías periódicas, lo cierto es que en los últimos años, la variabilidad ha aumentado significativamente. Se han registrado periodos de lluvias intensas seguidos de sequías prolongadas, un fenómeno que ha afectado tanto la siembra como la cosecha.

En los últimos años, por ejemplo, los productores enfrentaron sequías severas que afectaron gravemente la producción de soja y maíz. Sin embargo, la situación empeoró en 2020 cuando las lluvias torrenciales arruinaron una cosecha que ya estaba comprometida debido a la falta de agua en los meses anteriores. Las inundaciones, que durante mucho tiempo se asociaron con problemas en zonas más al sur, también comenzaron a ser una amenaza creciente en el norte del territorio.

‘La variabilidad climática en Nueve de Julio no solo pone en riesgo las cosechas, sino también la planificación de los cultivos y las decisiones económicas de los productores’, explica Carta en su análisis. Los agricultores, que históricamente confiaban en las tendencias climáticas para decidir qué sembrar y cuándo, ahora se ven obligados a adaptarse a condiciones que cambian rápidamente y de manera impredecible. En años con precipitaciones escasas, la falta de agua afecta no solo el crecimiento de los cultivos, sino también su calidad, reduciendo su rendimiento y aumentando los costos de producción. Por otro lado, las lluvias excesivas generan inundaciones, dañan los cultivos en el campo y dificultan las tareas en el campo y el traslado por los caminos que se hacen poco transitables.

En 2012, por ejemplo, la región sufrió una de las sequías más graves de la historia reciente, con pérdidas importantes en la producción de soja y maíz. Este tipo de eventos, que en el pasado pudieron considerarse excepcionales, parecen volverse más frecuentes y menos predecibles con el avance del cambio climático. Los costos asociados a la pérdida de cultivos, sumados a los gastos adicionales en infraestructura de riego y prevención.

Ante esta situación, los productores de Nueve de Julio se han visto forzados a adoptar nuevas tecnologías y prácticas agrícolas para adaptarse a un clima cambiante. El uso de sistemas de riego de precisión, la implementación de variedades de cultivos más resistentes y la mejora de las técnicas de manejo de suelos son solo algunas de las estrategias que se están poniendo en marcha.

Uno de los avances más importantes en la región ha sido la introducción de cultivos de ciclo corto, que permiten a los productores adaptarse mejor a las variaciones climáticas, especialmente en años con precipitaciones irregulares. Además, la investigación en semillas más resistentes al estrés hídrico está siendo un campo clave en la búsqueda de soluciones para mitigar los efectos de la sequía.

Asimismo, los productores están apostando por el monitoreo climático y la utilización de plataformas digitales que brindan información en tiempo real sobre las condiciones climáticas. Estas herramientas permiten una toma de decisiones más rápida y precisa en relación a la siembra, la aplicación de insumos y la cosecha. Sin embargo, la adopción de estas tecnologías requiere de una inversión significativa y un proceso

Política

Para que los esfuerzos individuales de adaptación sean efectivos, también es crucial el papel del gobierno en la creación de políticas públicas que apoyen la transición hacia una agricultura más resiliente. En Nueve de Julio, como en muchas otras partes del país, es urgente que se implementen políticas que fomenten la investigación sobre nuevos cultivos resistentes al cambio climático, el desarrollo de infraestructuras para la gestión del agua y la promoción de prácticas agrícolas sostenibles.

El acceso a financiamiento y seguros agrícolas también es fundamental. Las políticas deben facilitar que los productores puedan invertir en tecnologías de adaptación y contar con un respaldo económico en caso de pérdidas.

El futuro

A medida que el cambio climático continúa modificando las condiciones de producción, 9 de Julio debe adaptarse rápidamente a estos nuevos desafíos. Si bien la incertidumbre es uno de los principales obstáculos, también existen oportunidades para hacer frente a los efectos del cambio climático de manera eficaz. Las inversiones en tecnología, la adopción de prácticas agrícolas sostenibles y el fortalecimiento de las políticas públicas son fundamentales para asegurar un futuro.

La situación en Nueve de Julio no es única; es un reflejo de lo que ocurre en muchas otras partes del país y del mundo. El cambio climático es una amenaza global, pero también una oportunidad para repensar la forma en que cultivamos y gestionamos los recursos naturales. Si los productores, las autoridades y la sociedad en general logran trabajar de manera conjunta, el sector agrícola podrá seguir siendo un pilar clave de la economía de 9 de Julio y del país.

Conclusión

El cambio climático representa un reto significativo para la producción agrícola en Nueve de Julio. Sin embargo, la capacidad de adaptación y la resiliencia del sector dependerán de la innovación tecnológica, las políticas públicas adecuadas y el esfuerzo colectivo de productores, investigadores y autoridades. En este contexto, la agricultura de 9 de Julio tiene una oportunidad única para reinventarse, adaptarse y seguir siendo un motor de desarrollo productivo destacado.

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