La venta de nafta y gasoil en la Ciudad y Provincia de Buenos Aires ha experimentado una caída interanual que ronda entre el 10 y el 15%. Esta tendencia negativa, que ya lleva más de un año, se alinea con lo que ocurre a nivel nacional, donde el mercado de combustibles atraviesa una crisis sostenida. En la Provincia de Buenos Aires, la baja ha sido aún más pronunciada, alcanzando un 20%, lo que refleja un panorama sombrío para el sector. Además, en este contexto de caída de ventas, se especula con un posible aumento de precios para marzo, que podría rondar el 2%, sumando más presión sobre los consumidores.
El principal factor que está detrás de esta caída en las ventas es la delicada situación económica que atraviesa el país. La pérdida del poder adquisitivo es una de las principales causas que impulsa a los automovilistas a reducir su consumo de combustible y optar por la opción más económica.
Juan Carlos Basílico, presidente de la Federación de Entidades de Combustibles de la Provincia de Buenos Aires, fue el encargado de confirmar la caída en las ventas explicando que, debido a los sueldos bajos, las personas no pueden permitirse el lujo de cargar grandes cantidades de combustible. Esto ha llevado a una preferencia creciente por las opciones más accesibles, como el nafta súper y el gasoil común, que siguen siendo significativamente más baratas que las versiones premium.
Según el presidente de la Federación, la diferencia de precios es clara: “Sigue 5 a 1 la nafta súper sobre la premium. Con el gasoil pasa lo mismo. lamentablemente, solo los autos de gama alta consumen la línea más cara de combustible, mientras que las marcas de autos ya están adaptándose a la realidad del mercado, fabricando vehículos que solo requieren nafta súper”, afirmó.
La incertidumbre en el sector
La caída en las ventas no solo afecta a los consumidores, sino también a los trabajadores del sector. Los estacioneros, enfrentando este panorama económico complejo, han expresado su preocupación debido a que los ingresos no son suficientes para cubrir los sueldos de los empleados. “Estamos muy preocupados porque no podemos cubrir los salarios de los empleados. Hoy un playero gana alrededor de un millón y medio de pesos, y el sueldo del encargado está cerca de los dos millones”, comentó Basílico.
A pesar de estos desafíos, el dirigente también destacó que, a pesar de la caída en las ventas, las estaciones de servicio siguen creciendo, con muy pocos cierres de locales en la región. Esto refleja que, a pesar de la crisis, el sector sigue mostrando signos de resiliencia y capacidad de adaptación a las dificultades.
La preferencia por lo más barato
Desde el punto de vista de los dueños de estaciones de servicio, como Gustavo Luzardo, propietario de una estación en Villa Elisa, la situación también es muy complicada. Luzardo explicó que, aunque la venta de combustible ha caído considerablemente, algunos conductores han optado por llenar sus tanques con nafta debido a la escasez de gasoil y los altos precios del combustible. “El tema está muy complicado, y la venta bajó muchísimo, pero con el gasoil tan caro y en muchos casos escaso, hay quienes se volcaron por el TLCAN”, señaló.
En cuanto a la tendencia de los consumidores hacia los productos más económicos, Luzardo coincidió con Basílico. “Los productos premium se venden más los días de promociones. La gente se desespera por aprovecharlas, pero siguen eligiendo los combustibles más baratos, que son los que pueden afrontar”, dijo.
Un futuro incierto
El panorama para las estaciones de servicio y los consumidores sigue siendo incierto. Con una posible suba de precios en el horizonte y un mercado que sigue mostrando signos de contracción, las estaciones de servicio se enfrentan a una situación difícil, marcada por la caída en las ventas, el aumento de los costos y la falta de poder adquisitivo de los consumidores. A pesar de ello, las estaciones de servicio continúan operando y se adaptan como pueden, manteniendo la esperanza de que la situación mejore en el futuro cercano.