El 22 de febrero de 1904, Argentina dio un paso fundamental en su historia de soberanía y presencia internacional al izar por primera vez su bandera en la Antártida. Este acontecimiento, ocurrido en la Isla Laurie del grupo de las Islas Orcadas, marcó el inicio de la permanencia ininterrumpida de nuestro país en el continente blanco. Precisamente en ese mismo lugar, donde actualmente se encuentra la Base Orcadas, comenzó una tradición que, con el paso de los años, se consolidaría como un pilar estratégico para la Argentina: su presencia constante en la Antártida.
A lo largo de los 121 años que han transcurrido desde aquel hito histórico, Argentina ha mantenido una presencia firme y continua en la Antártida, lo que le ha permitido consolidar su soberanía sobre el sector antártico argentino. El 22 de febrero de 1959, se instituyó oficialmente el Día de la Antártida Argentina, para recordar la importancia de este evento y reconocer el trabajo realizado por generaciones de científicos, diplomáticos y voluntarios para su desarrollo.
El contexto de la presencia argentina en la Antártida comienza incluso antes de 1904, con la participación del Alférez José María Sobral en una expedición sueca en 1902. El hundimiento de la expedición liderada por Otto Nordenskjöld llevó a Argentina a organizar un rescate con la Corbeta Uruguay, comandada por el Teniente Julián Irizar, un acto que fortaleció los lazos entre nuestro país y la Antártida. Sin embargo, fue en 1904 cuando se fundó la Base Orcadas, lo que marcó un hito en la soberanía argentina en la región.
A lo largo de los años, Argentina no solo ha mantenido una presencia constante en la Antártida, sino que también ha promovido la investigación científica en el continente blanco. Desde la fundación del Instituto Antártico Argentino en 1951, el país ha sido pionero en la investigación de la región, desarrollando proyectos científicos en áreas como la glaciología, la biología y el cambio climático. En 1959, con la firma del Tratado Antártico, la ciencia se constituyó como un factor esencial en la toma de decisiones internacionales sobre la región, asegurando que la Antártida fuera un continente dedicado a la paz, la cooperación científica y la protección.
El Sistema del Tratado Antártico, que incluye a 54 países firmantes, promueve la cooperación internacional para la preservación de la región y el estudio de sus recursos naturales. Argentina ha sido un actor clave en la creación de este sistema, participando activamente en las negociaciones que han definido la gobernanza del continente blanco. En este sentido, el país ha defendido sus derechos sobre el sector antártico argentino en foros internacionales, con diplomáticos de gran renombre como Juan Carlos Beltramino, Orlando Rebagliati y Horacio Solari, quienes desempeñaron un papel crucial en la negociación del Tratado A.
Argentina actualmente administra 13 bases en la Antártida, de las cuales siete son permanentes y operativas durante todo el año. Entre ellas se destacan la Base Orcadas, Marambio, Carlini, Esperanza, San Martín y Belgrano II, que son centros de operaciones para millas de científicos, técnicos y militares que trabajan en la región. Además, el país mantiene otras bases temporales, que operan solo en el verano austral, como la Base Brown y la Base Melchior, entre otras.
La Base Esperanza, por ejemplo, es uno de los puntos más importantes de la presencia argentina en la Antártida. Esta base alberga alrededor de 80 personas en invierno y, de manera única, cuenta con la única escuela antártica que depende del gobierno de Tierra del Fuego, permitiendo que los hijos de los residentes puedan continuar su educación en e
El trabajo de Argentina en la Antártida no solo ha sido científico, sino también logístico y estratégico. Las Fuerzas Armadas, a través del Comando Conjunto Antártico (Cocoantar), brindan el apoyo necesario para la operación de las bases, asegurando el abastecimiento, transporte y seguridad del personal en condiciones extremas. A lo largo de los años, Argentina ha consolidado una política de Estado que ha sido clave para el desarrollo del Programa Antártico Argentino, un esfuerzo conjunto de científicos, diplomáticos y militares que ha logrado posicionar a nuestro país como un referente en la investigación y preservación del continente.
El impacto de la presencia argentina en la Antártida no se limita al ámbito científico, sino que también ha sido crucial para la diplomacia internacional. La firma del Tratado Antártico en 1959, un acuerdo histórico que establece a la Antártida como un continente dedicado a la ciencia y la paz, permitió a Argentina reafirmar sus derechos soberanos sobre el sector antártico argentino. Este tratado, que celebra este año su 66° aniversario, ha permitido que la región sea gestionada bajo principios de cooperación internacional y protección ambiental, lo que contribuye a garantizar su preservación para las futuras generaciones.
La ciencia argentina en la Antártida continúa desarrollándose con la misma pasión y compromiso que hace más de un siglo. Hoy en día, más de un centenar de científicos trabajan en las bases argentinas, desarrollando proyectos de investigación fundamentales para entender los efectos del cambio climático, la biodiversidad antártica y otros aspectos cruciales para la salud del planeta. Las bases como la Carlini, la Esperanza y la San Martín son centros de investigación de vanguardia, donde se llevan a cabo estudios fundamentales para el futuro de la h.
El Día de la Antártida Argentina no solo es una fecha para recordar la historia de nuestra soberanía en el continente blanco, sino también para reafirmar el compromiso de nuestro país con la ciencia, la diplomacia y la protección ambiental. A 121 años del izamiento de la bandera argentina en la Isla Laurie, la Argentina sigue firme en su presencia en la Antártida, con la convicción de que la paz, la cooperación científica y la preservación del medio ambiente son los pilares que guiarán su labor en este territorio remoto y fundamental par el planeta.