José Luis Volando, vicepresidente de la Federación Agraria Argentina (FAA), expresó su preocupación y análisis respecto a la reciente medida del gobierno que implementa una reducción parcial de las retenciones a los productos agropecuarios, vigente hasta el 30 de junio. En una entrevista con Gustavo Tinetti, en Cadena Nueve y Máxima – emisoras líderes de Nueve de Julio -, Volando reflexionó sobre cómo esta decisión se inserta en el contexto actual del campo, marcado por precios internacionales bajos, costos crecientes y una grave crisis climática. La postura de la FAA destaca que, aunque la baja de las retenciones puede ofrecer un alivio temporal, no resuelve los problemas estructurales que enfrentan los productores, quienes continúan luchando contra una serie de dificultades económicas y de infraestructura.
La baja de retenciones: un alivio limitado
La medida anunciada por el gobierno, que implica la reducción de las retenciones de la soja del 33% al 26%, y la eliminación de retenciones a los productos regionales, fue vista por Volando como una “ayuda parcial” que no termina de resolver la problemático de los productores. Si bien la noticia fue recibida con alivio por algunos, Volando subrayó que el impacto real de esta medida aún está por verso, ya que no se garantiza que la baja de retenciones llegue directamente al productor.
Uno de los puntos más críticos que destacó Volando fue la exigencia del gobierno de que los exportadores adelanten el dinero de las retenciones. Esto implica un costo financiero adicional para los productores, lo que podría diluir los beneficios de la baja de retenciones, especialmente en un contexto de alta inflación y aumento de costos. Según Volando, el beneficio de la medida no está claro aún y los productores siguen enfrentando la incertidumbre sobre si realmente podrán acceder a la mejora en sus márgenes de rentabilidad.
Una crisis agravada por el clima y los costos.
La situación económica de los productores es aún más compleja debido a una serie de factores externos que complican la rentabilidad del sector. El vicepresidente de la FAA explicó que los precios internacionales de la soja, el maíz y el trigo son bajos, lo que representa una pérdida de competitividad para los productores argentinos. Por otro lado, los costos de insumos se han incrementado enormemente, en algunos casos hasta un 300% o 400%, lo que agrava aún más la situación.
Además, la falta de lluvias en muchas zonas productivas ha generado una crisis climática que ha golpeado fuertemente a los productores. Aunque en algunas regiones las lluvias han comenzado a mejorar la situación, Volando expresó que el panorama sigue siendo incierto. Con la cosecha de soja y maíz programada para abril y mayo, los productores aún enfrentan dudas sobre si la producción será lo suficientemente buena como para cubrir los costos, especialmente con los altos precios de los insumos.
La falta de diálogo y las medidas unilaterales
Volando también expresó su malestar por la falta de consulta con las entidades del campo antes de tomar la decisión de reducir las retenciones. A pesar de los intentos de la Federación Agraria de reunirse con el gobierno para discutir esta medida, el anuncio fue realizado de manera unilateral, lo que generó un sentimiento de desconfianza en el sector agropecuario.
Para Volando, esta actitud del gobierno refleja un intento de evitar la presión de las entidades del campo y de manejar la situación a su manera. El gobierno, según el vicepresidente de la FAA, intentó “jugar a dos bandas”, anunciando la medida antes de la reunión que tenía programada con la Mesa de Enlace para evitar la presión de las organizaciones agropecuarias. Sin embargo, Volando destacó que, aunque la reducción de las retenciones puede dar un respiro a corto plazo, no resuelve los problemas de fondo que enfrenta el sector, como los altos costos de producción y la falta de infraestructura adecuada.
La infraestructura: un desafío pendiente
Un tema central en la conversación fue la necesidad de abordar los problemas estructurales que afectan a los productores, especialmente en lo que respecta a la infraestructura y la conectividad en las zonas rurales. Volando señaló que las retenciones no son el único problema del campo, sino que existen cuestiones más amplias que requieren atención urgente.
El vicepresidente de la FAA destacó que las malas condiciones de las rutas rurales, la falta de conectividad y el escaso acceso a internet y señal telefónica en muchas zonas del interior del país son barreras significativas para los productores. En muchas áreas rurales, la falta de acceso a internet y la imposibilidad de comunicarse a través de teléfonos móviles dificultan enormemente la gestión de ventas, la coordinación con transportistas y la interacción con otros actores de la cadena productiva. Volando mencionó como ejemplo las dificultades que enfrentan los productores en localidades del centro y norte del país, donde la conectividad es prácticamente inexistente.
En este sentido, Volando destacó que los productores no solo requieren una baja de retenciones, sino también una mejora significativa en la infraestructura rural, como la construcción de mejores caminos, la mejora de la conectividad digital y la seguridad en las rutas. Este tipo de inversiones son esenciales para que los productores puedan trabajar de manera más eficiente y para que el sector agropecuario argentino pueda seguir siendo competitivo a nivel internacional.
El reclamo por el futuro del interior
La falta de infraestructura también tiene un impacto en las comunidades rurales. Volando subrayó que los productores están luchando no solo por su propia supervivencia, sino también por el bienestar de las localidades rurales. Sin una mejora en las condiciones de vida en el campo, los jóvenes se ven obligados a emigrar a las grandes ciudades en busca de oportunidades, lo que genera un vaciamiento de las zonas rurales y una mayor desigualdad entre el interior y las grandes urbes.
Volando enfatizó que el Estado debe asumir su responsabilidad en el desarrollo del interior del país, invirtiendo en infraestructura y en medidas que favorezcan la permanencia de los jóvenes en el campo. En este sentido, las retenciones no son suficientes, ya que lo que el sector necesita son políticas públicas integrales que aborden tanto los problemas fiscales como las deficiencias en infraestructura.
Conclusión: una solución a largo plazo
En conclusión, Volando dejó en claro que, si bien la medida de la baja de las retenciones puede ofrecer un alivio temporal, no resuelve los problemas de fondo que afectan al sector agropecuario. Los productores siguen enfrentando costos elevados, una crisis climática y una infraestructura deficiente que dificulta su trabajo. La Federación Agraria comenzará luchando por un cambio real en las políticas públicas, que incluya una mejora en las condiciones de producción y en la infraestructura rural, así como un diálogo real y efectivo entre el gobierno y las entidades del campo.
La postura de la FAA es clara: las soluciones deben ser estructurales, no temporales. El sector agropecuario argentino necesita un plan integral que permita mejorar la competitividad y la calidad de vida de los productores y las comunidades rurales, algo que va más allá de la simple reducción de las retenciones.