La educación es reconocida como el pilar fundamental sobre la cual se construye una sociedad justa, equitativa y autosuficiente. No solo permite a las personas mejorar su calidad de vida, sino que también tiene un impacto directo en el crecimiento económico de un país. Un sistema educativo de calidad incrementa la productividad individual y colectiva, lo que se traduce en un mayor desarrollo económico y social. Además, la educación es un factor clave en la erradicación de la pobreza y el hambre, mejora la salud de la población, promueve la igualdad de género y reduce las desigualdades.
Un sistema educativo robusto no solo mejora el bienestar físico y emocional de los individuos, sino que también fomenta la igualdad de género, promueve la participación activa de las personas en la vida democrática y reduce las desigualdades sociales. La educación es, en definitiva, la esencia para el crecimiento personal de cada ser, sino también de lo colectivo.
Además, en el marco de la Agenda 2030, el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 4 establece una Educación Inclusiva, Equitativa y de Calidad. Con ello se pretende garantizar que la población infantil tenga acceso a la educación primaria y secundaria gratuita, para el año 2030.
Este ODS también enfatiza la necesidad de mejorar el acceso a la educación superior y la formación profesional, promoviendo la eliminación de las disparidades entre géneros y entre clases sociales. A través de estas medidas, se busca construir un sistema educativo más inclusivo y equitativo, que ofrezca oportunidades a todos los sectores sociales.
La educación no solo es un motor de desarrollo económico, sino que también tiene el poder de reducir las desigualdades. En muchas regiones del mundo, especialmente en áreas rurales o de difícil acceso, las brechas educativas son marcadas y persistentes.
En muchos casos, la falta de infraestructura, los costos asociados con la escolarización, la discriminación de género o las crisis políticas y sociales impiden que niños y jóvenes accedan a una educación de calidad. Estos son los datos:
1) En el mundo existen aproximadamente 258 millones de niños y jóvenes sin escolarizar,
2) 617 millones de niños y adolescentes no saben leer ni tienen conocimientos básicos de matemáticas, lo mínimo para defenderse en la vida cotidiana,
3) en los países en desarrollo el 91% de los niños se matriculan en la escuela, pero de ellos, 57 millones de niños no asisten a la escuela,
4) África Subsahariana tiene el récord a nivel mundial de niños sin escolarizar,
5) los conflictos armados y guerras impiden que los niños asistan al colegio y
6) los niños refugiados no tienen acceso al sistema educativo formal, alcanzando la cifra de 4 millones.
Los conflictos armados y las guerras también son una de las principales causas que afectan el acceso a la educación. En muchos lugares, las familias se ven obligadas a huir de sus hogares, y los niños refugiados, que ya enfrentan situaciones extremas, se ven privados de un acceso adecuado a la educación formal.
El lema de la conmemoración del Día Internacional de la Educación en 2023 fue: “Invertir en las personas, priorizar la educación”. Este mensaje resalta la urgencia de aumentar las inversiones en educación a nivel global, y de dar prioridad a la educación en las agendas políticas, económicas y sociales de todos los países. Invertir en educación no solo es fundamental para el progreso de los países, sino también para garantizar que todos los individuos puedan alcanzar su máximo potencial.
La consigna sigue vigente y se añade para este 2025: Inteligencia Artificial y educación: Preservar la autonomía humana en un mundo de automatización.
Se destaca que la educación tiene una función crucial en la preparación de estudiantes y docentes para navegar en este nuevo entorno digital, pero es necesario que todos comprendan no solo cómo funciona la IA, sino también cuáles son sus implicaciones éticas, sociales y humanas.
Con ello se contribuirá a alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, en materia educativa.
Es decir, a través de diversas actividades y reflexiones, se examinará cómo la educación puede preparar a estudiantes y docentes para comprender, orientar y utilizar la IA de manera ética, asegurando que la tecnología complemente y no reemplace los aspectos más humanos y fundamentales del aprendizaje.
IA en la educación: desafíos y oportunidades
La incorporación de herramientas de IA en la educación está cambiando la forma en que se llevan a cabo las tareas académicas, la evaluación y la toma de decisiones en el ámbito educativo. Según estudios recientes, más de dos tercios de los estudiantes de secundaria en países de renta alta ya utilizan herramientas de IA generativa para automatizar tareas, lo que también está siendo aprovechado por los docentes para mejorar la enseñanza y el seguimiento del progreso de los estudiantes.
La IA también está desempeñando un papel cada vez más importante en la educación superior, en áreas que van desde la enseñanza hasta la admisión y certificación, pasando por la gestión de recursos y la predicción de la deserción escolar. La tecnología permite un análisis más eficiente de grandes volúmenes de datos, lo que optimiza decisiones clave sobre asignación de recursos, personal docente y planificación académica.
Sin embargo, este crecimiento acelerado plantea interrogantes sobre la autonomía humana. ¿Cómo podemos asegurarnos de que, en un mundo donde las decisiones cada vez más se toman mediante algoritmos, los valores humanos siguen siendo la base de esas decisiones? ¿Cómo mantener el control humano sobre las decisiones tomadas por las máquinas, especialmente en un entorno educativo?
El papel de la educación en la alfabetización digital y ética de la IA
La educación tiene una función crucial en la preparación de estudiantes y docentes para navegar en este nuevo entorno digital. Es necesario que todos comprendan no solo cómo funciona la IA, sino también cuáles son sus implicaciones éticas, sociales y humanas. Esto implica el desarrollo de competencias en IA , no solo técnicas, sino también críticas, reflexivas y éticas.
Los marcos de competencia en IA de la UNESCO para docentes y estudiantes proporcionan una guía clara sobre cómo integrar estos conocimientos en los sistemas educativos. La alfabetización en IA debe incluir el entendimiento de los riesgos y limitaciones de la tecnología, así como de las oportunidades que ofrece para mejorar la enseñanza y el aprendizaje.
Además, la educación debe centrarse en garantizar que las herramientas de IA complementen los aspectos esenciales del aprendizaje, como la construcción de relaciones interpersonales, el desarrollo de la inteligencia emocional y el fomento del pensamiento crítico. En lugar de sustituir a los docentes o reemplazar la interacción humana, la IA debe ser un medio para enriquecer la experiencia educativa.
El compromiso con los derechos humanos y los Objetivos de Desarrollo Sostenible
El uso de la IA en la educación también debe alinearse con los derechos humanos y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). La educación no solo debe ser un medio para adquirir habilidades técnicas, sino también para comprender cómo la tecnología puede y debe servir a los fines del bienestar humano, la justicia social y la equidad. En este contexto, es vital que la IA en la educación sea diseñada y utilizada de manera que promueva la inclusión y el respeto de la diversidad, y que los estudiantes se formen como ciudadanos digitales responsables.
El Día Internacional de la Educación 2025 es una oportunidad para reflexionar sobre cómo la IA está transformando el panorama educativo y cómo podemos utilizarla para fortalecer, no debilitar, la autonomía humana. La educación debe jugar un papel clave en ayudar a estudiantes y docentes a comprender la IA y, lo más importante, a mantener el control humano sobre sus herramientas y aplicaciones. Así, no solo preservaremos nuestra capacidad de tomar decisiones informadas, sino que también aseguraremos que el progreso tecnológico esté al servicio del ser humano y los valores fundamentales de nuestra sociedad.
Agencia MTR