El 22 de enero se celebra el Día Mundial de la Respiración, una fecha creada para sensibilizar sobre la importancia de respirar correctamente y cómo esta acción esencial impacta directamente en nuestra salud física y emocional.
A través de esta conmemoración, se busca generar conciencia acerca de cómo mejorar la calidad de nuestra respiración, lo cual tiene efectos significativos en nuestra calidad de vida.
La respiración y su impacto en la salud
Aunque la respiración es un proceso automático e involuntario, es fundamental para la vida.
Sin embargo, muchas veces no prestamos atención a cómo respiramos, lo que puede tener consecuencias negativas para nuestra salud.
La respiración superficial, que se caracteriza por un flujo de aire rápido y poco profundo, puede aumentar los niveles de estrés y ansiedad. En cambio, la respiración profunda y consciente tiene el efecto contrario: puede disminuir la tensión, relajarnos y ayudarnos a mantener el equilibrio emocional.
Este día es una oportunidad para reflexionar sobre la manera en que respiramos y cómo una correcta respiración puede mejorar nuestra salud, no solo física, sino también emocional.
Respirar adecuadamente es esencial para aportar el oxígeno necesario a nuestro cuerpo, lo que, a su vez, favorece el funcionamiento adecuado de nuestros órganos y sistemas.
Las fases de la respiración: inspirar y espirar de forma correcta
El proceso respiratorio consta de dos fases esenciales: la inspiración (entrada de aire) y la expiración (salida de aire).
Sin embargo, muchas veces no expulsamos todo el dióxido de carbono de los pulmones antes de volver a inhalar, lo que puede disminuir la eficiencia del proceso.
En disciplinas como el yoga, se enfatiza la importancia de la respiración lenta y profunda, en la cual se debe asegurar de haber expulsado completamente el dióxido de carbono antes de volver a inhalar aire fresco.
Este proceso optimiza el oxígeno disponible para el organismo y contribuye a alcanzar un estado físico y mental pleno.
Tipos de respiración y sus beneficios
Existen tres tipos principales de respiración que podemos emplear según nuestras necesidades y circunstancias.
A continuación, se detallan los más importantes:
1. Respiración abdominal: Este es el tipo de respiración más natural y saludable. Al inhalar, el diafragma desciende y la base del abdomen se expande para permitir que los pulmones se llenen completamente de aire. Durante la exhalación, el diafragma aumenta y el aire es expulsado lentamente. Este tipo de respiración promueve un funcionamiento óptimo de los órganos internos y tiene un efecto calmante sobre el sistema nervioso, lo que favorece la relajación.
2. Respiración costal: En este caso lo que hacemos es dilatar los pulmones en su zona media, de modo que abriremos la caja torácica haciendo que las costillas se separen como si de un fuelle se tratara. Este modo de respirar se usa en actividades deportivas o que requieren un mayor esfuerzo. Lo que hacemos es respirar menos aire, pero de un modo más rápido para dotar al organismo del oxígeno que necesita en ese momento.
3.Respiración clavicular: Se trata de respirar con la parte superior de los pulmones. Como la explicada anteriormente, el aire en este caso abre la parte de la clavícula. Es la forma menos recomendada de respirar, ya que el aporte de oxígeno es pequeño y además la respiración es muy rápida y poco eficiente. Suele darse en momentos de estrés o de alarma.
La mejor manera de optimizar la respiración en nuestro día a día es combinar las tres formas de respiración. Esta manera de respirar tiene su base en el yoga y lo que busca es aunar el correcto aporte de oxígeno para el organismo además de conseguir relajarnos mucho mejor y hacer que todos los órganos internos funcionen de la manera adecuada. Respirar correctamente nos aliviara de tensiones y de estrés. Por ello es necesario aprender a combinar las tres maneras de respirar y conseguir una respiración completa y más efectiva.