Como cada temporada estival, la Dirección de Bromatología, dependiente de la Secretaría de Salud de la Municipalidad de Nueve de Julio, continúa con su labor de controlar la calidad del agua en los natatorios de la ciudad. Este monitoreo incluye no solo a los clubes y gimnasios, sino también a las piletas abiertas al público para esparcimiento, que durante el verano recibe.
La inspección de los niveles de cloro y pH del agua es un procedimiento esencial para garantizar la seguridad y la salud de los usuarios. Estas dos variables son cruciales, ya que un pH incorrecto o un nivel insuficiente de cloro pueden generar condiciones que favorecen la proliferación de virus y bacterias, lo que representa un riesgo para la salud de quienes concurren.
Un pH fuera del rango adecuado, sumado a un nivel bajo de cloro, puede provocar efectos adversos inmediatos como irritación en los ojos, la piel y las vías respiratorias. Además, permite la proliferación de microorganismos nocivos, como los que causan enfermedades gastrointestinales, como la gastroenteritis.
El pH debe encontrarse en un valor de 7,2 a 7,6. Si el pH es mayor o menor, la efectividad del cloro como germicida disminuye. Por lo tanto, en caso de que el pH no se encuentre en los niveles adecuados, debe utilizarse un producto que incremente (alcalinizante) o reductor (acidificante) del mismo.
Los controles realizados por la Dirección de Bromatología en las piletas de la ciudad son fundamentales para evitar riesgos para la salud de la población. Además, las recomendaciones para el mantenimiento de las piletas en el ámbito doméstico buscan promover el bienestar de todos aquellos que disfrutan de esta actividad recreativa durante los calurosos días de verano.
Agencia MTR