Un grupo de unos 50 jóvenes de la Parroquia Nuestra Señora del Pilar, ubicada en el barrio de Recoleta, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, se encuentran en la ciudad de Nueve de Julio, realizando una misión en Barrios Unidos. Cada día el punto de encuentro para salir a emprender la labor con una imagen de Nuestra Señora de Luján, lo hacen desde la capilla de San Antonio. ‘Este proyecto tiene como propósito compartir y fortalecer la fe de la comunidad local, un esfuerzo que ya lleva varios años realizando el grupo’, explicó el sacerdote que los guía.
En ese sentido, el Padre Adrián Maccarone, quien lidera el grupo, compartió con Cadena Nueves el significado de misionar y cómo esta experiencia está siendo vivida por los jóvenes. “El compromiso que hemos asumido es venir a compartir con la gente nuestra fe, a través de actividades como juegos, misas y visitas a las casas”, explicó el sacerdote. Los jóvenes están trabajando durante toda la semana para llevar la presencia de Jesús u maría a cada familia.
Este grupo, compuesto por jóvenes de diferentes edades, ha sido recibido con mucho cariño por la comunidad de Nueve de Julio, especialmente en el barrio, que se ha acercado a participar de las actividades misioneras. Marcelo, uno de los jóvenes misioneros, destacó la calidez del recibimiento: “Nos sentimos muy bien, nos recibieron de manera muy hospitalaria, y eso nos permite que nos encontremos cómodos”.
Gonzalo, otro de los misioneros, compartió una experiencia significativa que vivió al visitar una familia. “Tuvimos la suerte de encontrarnos con una pareja que nos invitó a su casa. Estuvimos charlando y compartiendo la fe, y probablemente podamos bautizar a una de sus hijas. Es un momento muy especial”, resaltó ya que además se suman otras familias para que sus hijos sean bautizados.
En cuanto a la preparación para esta misión, el sacerdote dijo que los jóvenes a lo largo del año se reunieron todos los viernes en la parroquia para prepararse espiritualmente y fortalecer su fe antes de llegar a Nueve de Julio. “La misión no solo es compartir la fe con los demás, sino también un momento para crecer juntos como grupo”, expresó el Padre Adrián. Lo importante es tener el deseo de compartir la fe y estar dispuestos a servir a los demás y resaltó la importancia de involucrar a los jóvenes en este tipo de iniciativas: “La juventud no está perdida, como muchas veces se dice. Aquí están, comprometidos con un propósito superior, dispuestos a salir al encuentro del otro, a abrir sus corazones y ofrecer lo mejor de sí mismos”.
Además, muchos de los jóvenes participantes son exalumnos del colegio parroquial, lo que permite fortalecer el vínculo con la comunidad educativa y continuar el trabajo misionero más allá de las aulas que transitaron.
La experiencia misionera también está marcada por el encuentro con la historia religiosa del lugar, ya que Nueve de Julio es la ciudad natal del beato Cardenal Eduardo Pironio, lo que ha sido una fuente de inspiración para los jóvenes. Joaquín, uno de los misioneros, recordó la figura del Cardenal Pironio y su impacto en la iglesia, resaltando su legado como promotor de la Jornada Mundial de la Juventud.
Uno de los aspectos más destacados de la misión ha sido la acogida calurosa de los habitantes del Barrios Unidos. Melani, una joven misionera, expresó su agradecimiento por la hospitalidad de las personas con las que se ha encontrado. “Nos abren las puertas de sus casas, nos invitan a tomar mate, a compartir sus historias. Nos sentimos muy emocionados por la receptividad del barrio, y eso nos llena de esperanza”, comentó.
Los misioneros también se han sorprendido de cómo los adultos y los niños se han acercado para compartir momentos de oración y reflexión, así como para participar en actividades recreativas y educativas. La misión, lejos de ser un trabajo unidireccional, se ha convertido en un verdadero intercambio entre los jóvenes misioneros y la comunidad. “Es hermoso ver cómo la gente del barrio también nos comparte su fe y sus vivencias. Todo lo que hacemos tiene un impacto mutuo. Nos enriquecemos tanto como ellos”, agregó Arminda, otra de las misioneras.
El grupo de jóvenes misioneros de la Parroquia Nuestra Señora del Pilar está dejado una huella en Nueve de Julio, no solo a través de su trabajo evangelizador, sino también con su ejemplo de solidaridad, dedicación y amor por el prójimo. Con el apoyo del Padre Adrián, este grupo está logrado transformar la misión en un espacio de crecimiento personal y espiritual para cada uno de los participantes y de los vecinos que les abren sus puertas.
El grupo se aloja en la quinta de la Esperanza Padre Traveset y cada mañana luego de desayunar caminan hasta San Antonio., Su paso por las calles dejan la curiosidad de los vecinos y ya saben que es el grupo que misiona este enero en la ciudad.