El Papa Francisco dio inicio al 27º Jubileo Ordinario de la Iglesia Católica en la Nochebuena de 2024, marcando el comienzo de un Año Santo de esperanza, que se celebra a nivel mundial. La apertura de la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro fue el momento central de la ceremonia, en la cual el Papa, acompañado de representantes de los católicos de los cinco continentes y miembros de diversas Iglesias cristianas, cruzó el umbral de la puerta como un símbolo de unidad y fe común en Jesucristo.
El Pontífice, que fue transportado en silla de ruedas, destacó la importancia del evento no solo para los católicos, sino como un signo de la fraternidad cristiana, al estar presentes representantes de diversas confesiones cristianas. El Vaticano aclaró que la participación de estos representantes no tiene como objetivo vincularlos con elementos exclusivos del Jubileo, como la indulgencia, que no son parte de sus prácticas religiosas.
Este Jubileo coincide con una fecha histórica, el 1.700 aniversario del Concilio de Nicea, donde se definió la divinidad de Jesús, un momento crucial en la historia de la Iglesia. La misa de Nochebuena comenzó con una preparación litúrgica que incluyó lecturas del Antiguo Testamento, destacando las profecías que anuncian la venida del Salvador.
El rito de apertura del Jubileo estuvo marcado por la antífona inicial y una oración del Papa, pidiendo que “a cada hombre se le abra el camino de la esperanza”. En sus palabras, Francisco se dirigió a los fieles destacando que la Navidad es una oportunidad para “cruzar con fe la Puerta Santa” y caminar juntos como una Iglesia peregrina en busca de paz.
Durante la ceremonia, el Papa leyó un pasaje del Evangelio según San Juan y, en silencio, abrió la Puerta Santa, un gesto cargado de simbolismo. Tras un repique de campanas, el Papa ingresó en la Basílica, acompañado de los peregrinos de la esperanza. Este evento fue acompañado por el himno jubilar “Peregrinos de la esperanza”, que reflejaba el tema central del Jubileo.
En su proclamación, titulada Spes non confusión (La esperanza no decepciona), el Papa Francisco hizo un llamado a la paz mundial, proponiendo un alto el fuego global y la condonación de las deudas de los países más pobres. Además, sugiere una amnistía para los presos como una forma de manifestar la esperanza, anunciando que abrirá una Puerta Santa en una cárcel para simbolizar la misericordia y el perdón.
Este Jubileo, un tiempo de reflexión, renovación y esperanza, marca un momento clave para la Iglesia Católica, invitando a todos los fieles ya las naciones del mundo a abrazar la paz, la justicia y la solidaridad en este Año Santo.