Se conmemora este viernes 30, el legado de Santa Rosa de Lima, la primera santa de América, cuya vida y virtudes siguen inspirando a la comunidad católica en todo el continente. Isabel Flores de Oliva, nacida el 20 de abril de 1586 en Lima, Perú, ha sido una figura de profunda devoción y ascetismo, cuya influencia trasciende los siglos.
Una Infancia Marcada por la Espiritualidad
Santa Rosa de Lima, conocida por su nombre religioso como Rosa de Santa María, nació en un entorno familiar numeroso y religioso. Hija de Gaspar Flores y María de Oliva, Rosa creció en Lima y luego en Quives, un pequeño pueblo andino donde su padre trabajaba en la minería. Durante su infancia, Rosa recibió el sacramento de la confirmación en 1597 de manos del arzobispo Santo Toribio Alfonso de Mogrovejo, un evento que marcó el inicio de su vida espiritual intensiva.
Un Voto de Castidad y una Vida de Servicio
Desde joven, Rosa demostró una vocación religiosa excepcional. Influenciada por Santa Catalina de Siena, tomó el voto de castidad y se unió a la Orden de los Dominicos como terciaria en 1606. A pesar de los intentos de sus padres de casarla, Rosa decidió seguir su vocación religiosa, dedicándose a cuidar a los enfermos y a los niños, y a realizar prácticas ascéticas extremas, tales como ayunos rigurosos y auto-mortificaciones.
La Vida Mística y el Reconocimiento de su Santidad
A lo largo de su vida, Santa Rosa experimentó intensas visiones místicas y éxtasis, llegando incluso a tener un matrimonio espiritual con Cristo, el 26 de marzo de 1617. Su fama de santidad creció, y aunque su vida estuvo marcada por la incomprensión de algunos, fue ampliamente reconocida por su devoción y dones místicos. Se dice que sus oraciones y sacrificios contribuyeron a proteger Lima de invasiones y desastres.
Santa Rosa falleció el 24 de agosto de 1617 a la edad de 31 años en la casa de su bienhechor Gonzalo de la Maza. Su funeral, realizado el 25 de agosto, fue una manifestación de su profundo impacto en la comunidad. En el proceso de beatificación y canonización, que comenzó poco después de su muerte, el papa Clemente IX la beatificó en 1668 y la canonizó en 1671. Además, fue declarada patrona de Lima, Perú, América, Filipinas e Indias Orientales.
Celebración y Recuerdo
Hoy en día, la festividad de Santa Rosa de Lima se celebra el 30 de agosto, aunque el Concilio Vaticano II movió la fecha al 23 de agosto. Su vida y su legado siguen siendo una fuente de inspiración para muchos, recordando a los fieles la importancia del servicio desinteresado y la dedicación espiritual.
Santa Rosa de Lima continúa siendo un símbolo de fe y devoción en toda América y más allá.