El arzobispo de Paraná, monseñor Juan Alberto Puiggari reflexionó sobre la crisis de la familia y la disminución de la participación juvenil en la Iglesia, al saludar en el Santuario de La Loma, en la capital de Entre Ríos los Madrugadores de distintos puntos del país que llevan adelante el 12 Encuentro Nacional de Madrugadores.
El prelado llegó cuando se estaban contando las conclusiones de los Foros de trabajo de los más de 250 asistentes.
Su intervención subrayó la vitalidad de la Iglesia y el llamado a una acción transformadora en un contexto de desafíos significativos.
Monseñor Puiggari comenzó su intervención con una afirmación alentadora: “¡Cuán viva está la Iglesia!” A pesar de los desafíos y la reducción numérica, destacó que la Iglesia sigue siendo vibrante y activa. Enfatizó que, a nivel de actividades y compromiso, la Iglesia continúa siendo un faro de esperanza y acción en la comunidad. Esta vitalidad es un motivo para agradecer y también una llamada a seguir adelante con renovado vigor.
El arzobispo abordó dos preocupaciones pastorales fundamentales: la crisis de la familia y la disminución de la participación juvenil en la Iglesia. En su discurso, señaló que la familia es el núcleo donde se fragua el futuro de la humanidad. La crisis familiar actual es una de las preocupaciones más graves, ya que tiene un impacto profundo en la sociedad y en la vida eclesial.
En cuanto a los jóvenes, Monseñor Puiggari destacó cómo la pandemia ha exacerbado su alejamiento de las iglesias. Este desafío es una prioridad pastoral que requiere una respuesta creativa y efectiva para revitalizar el interés y la participación juvenil en la vida de la Iglesia.
El Poder Transformador de la Oración
Monseñor Puiggari recordó la importancia de la oración como herramienta para la intercesión y la transformación. Explicó que el rosario y la eucaristía no solo son momentos de reflexión, sino también medios poderosos para pedir por el mundo y transformarlo. Enfatizó que la oración debe ser un acto de compromiso con la transformación personal y social, alineándose con el ideal de encarnar el evangelio en la vida cotidiana.
Crisis Juvenil y Suicidios: Una Realidad Alarmante
Uno de los puntos más impactantes de su mensaje fue la mención de la grave crisis de salud mental entre los jóvenes en Entre Ríos. Monseñor Puiggari reveló que la región enfrenta uno de los índices más altos de suicidios juveniles, con casos de niños tan jóvenes como de 8 o 9 años que han perdido el sentido de la vida. Esta dolorosa realidad subraya la urgencia de proporcionar apoyo emocional y espiritual a los jóvenes, ofreciendo esperanza en tiempos de desesperación.
El arzobispo hizo un llamado a todos los presentes para que no solo se conviertan en observadores pasivos, sino en agentes activos de cambio. Instó a los participantes a utilizar la espiritualidad como una fuerza transformadora, no solo en la vida personal, sino también en la sociedad. La misión de la Iglesia, según Puiggari, es encarnar el evangelio de manera viva y tangible, llevando el mensaje de Cristo a todos los rincones del mundo.
Monseñor Puiggari concluyó su mensaje con un fuerte llamado a la acción. Expresó que la verdadera misión comienza cuando los participantes regresan a sus comunidades, llevando con ellos la mística y los propósitos del encuentro. Animó a todos a ser testigos activos del evangelio, transformando el mundo con el amor y la verdad de Cristo, especialmente en un contexto de creciente vacío y desesperanza.
Su presencia en el encuentro finalizó con una bendición impartida a os madrugadores y alentó a los presentes a continuar su trabajo con entusiasmo y compromiso.
Su mensaje es una llamada a la acción y a la esperanza en tiempos de desafíos, y enfatizó la necesidad de encarnar el evangelio y llevar el amor y la verdad de Cristo a cada rincón del mundo, especialmente en tiempos de desesperanza.