Varios municipios comenzaron a legislar, reduciendo las velocidades de circulación en sus calles a 30 km., señala en un informe la ONG Luchemos por la Vida, destacando que sensiblemente se cuidada a los vecinos.
La reciente tragedia en las calles de distintas ciudades ha reavivado el debate sobre la necesidad de reducir la velocidad en la circulación para proteger a los peatones y otros usuarios vulnerables de la vía.
El 6 de junio pasado, un peatón perdió la vida en un accidente con un taxi en Buenos Aires, y el 8 de junio, otro hombre murió tras ser atropellado por una moto en San Miguel de Tucumán. Estos incidentes son parte de una alarmante tendencia que refleja la urgencia de medidas de seguridad vial más efectivas. Y no pasa por ciudades más grandes o más chicas. Es la importancia del cuidado, donde en mayor población más es el número de víctimas.
En 2023, Argentina registró la trágica cifra de al menos 1300 peatones fallecidos en accidentes de tránsito, representando el 21% de todas las muertes relacionadas con el tránsito en el país. En ciudades densamente pobladas como Buenos Aires, el porcentaje de víctimas fatales peatones ha superado el 40% en algunos años.
Reducir los límites de velocidad es una estrategia clave para achicar estas estadísticas. La evidencia muestra que disminuir la velocidad de 40 km/h a 30 km/h puede reducir las muertes en dos tercios.
A una velocidad de 30 km/h, un peatón tiene un 90% de probabilidad de sobrevivir a un atropello, en contraste con un 70% a 40 km/h y un 20% a 60 km/h.
Estas cifras subrayan la importancia de adoptar límites de velocidad más bajos para proteger a los usuarios más vulnerables de las vías.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) destaca que un incremento de 1 km/h en la velocidad promedio se traduce en un aumento del 3% en el riesgo de accidente y un incremento del 4% al 5% en el número de muertes. Por ello, la disminución de la velocidad es una medida eficaz y comprobada para salvar vidas.
En respuesta a esta necesidad, la organización Luchemos por la Vida, junto con familiares de víctimas y ONGs en todo el país, está promoviendo una reducción de la velocidad a 30 km/h en las calles argentinas. Esta iniciativa ha ganado apoyo en más de 35 ciudades, muchas de las cuales ya han avanzado en la legislación para implementar esta medida.
Además de la reducción de la velocidad, las ciudades también están adoptando un enfoque integral que incluye el diseño de infraestructuras seguras y la aplicación efectiva de leyes de tránsito. Estas acciones están diseñadas para transformar los espacios públicos en entornos más seguros, accesibles y habitables para todos, especialmente para peatones, ciclistas, niños, adultos mayores y personas con discapacidad.
La tendencia mundial hacia la reducción de la velocidad y la mejora de la seguridad vial demuestra que es posible reducir la mortalidad y disfrutar de calles más seguras. La implementación efectiva de estas medidas no solo salva vidas, sino que también contribuye a crear ciudades más verdes y habitables para todos sus habitantes.
¡Disminuir la velocidad salva vidas! Es un llamado a la acción para todos los ciudadanos y responsables de la toma de decisiones para hacer de nuestras ciudades lugares más seguros para todos.
Agencia MTR