Con la presencia de María José Gentile, más en un rol de mamá que de Intendente de Nueve de Julio, se presentó ‘Peona’, libro de una convecina de Carlos María Naón, que naciera en Facundo Quiroga, Corina Alicia González Vázquez; y los 60 km que hay desde una localidad a la otra por el camino recto paralelo a las vías del tren, hizo a los 7 años, a caballo arreando con su padre y peones a 3.500 vacunos ya que había mudanza de campo a campo. Los terneros iban resguardados en carros. Una vivencia de los años ’60 que se convertiría en una de las postales propias de la época. Tardaron dos días.
En la presentación de Peona, en el Marco del Mes de la Mujer, junto a la jefa comunal se encontraban integrantes del gabinete, donde la Directora de Cultura, María Vélez completó un trabajo que había iniciado Marcos Galvani, su antecesor, para que esta presentación se concrete, junto a la Secretaría de Desarrollo Comunitario, a cargo de María Alejandra Márquez y la dirección de Mujeres y Familia Rural, que lleva adelante Teresita Disavia.
Y en nombre del Concejo Deliberante que distinguió la iniciativa – en la sesión del jueves a la noche- se encontraba el presidente, Julio Bordone.
‘Corina es Corina’ dijo la diseñadora de la obra, Julia Romano y en representación de la editorial. Expresiones similares aportó Mauro Lo Coco. Esa autenticidad del relato, vivo, alegre, espontáneo y sin rodeos, como su conducta como la primera peona del distrito de Nueve de Julio y del país, jubilada con esa denominación, la abonó Adriana Romano, quien hizo correcciones al trabajo y sugirió el título. Nada más acertado! Impecable, ya que su nombre, despierta la curiosidad a la lectura.
Y allí se muestran las vivencias de una mujer que abrazó con amor, el mismo que siente la autora a su familia, ser peón de campo, pero en versión femenina: peona.
A los 4 años anda a caballo con su padre, guía fuerte en su vida y labores diarias, para ya hacerlo sola desde los seis con total confianza y seguridad. Todo fue en Facundo Quiroga, donde nació, en la estancia El Mirador. Y un año después, el dueño de ese establecimiento rural lo vende y compra otra estancia en Carlos María Naón. En el campo, las mudanzas de antes eran de a caballo, ya que había que arrear vacunos, y en cantidad.
A temprana edad, participada de las yerras y aprendió a castrar terneros – aquellos que se eligen para que no sean toros reproductores-, que son la mayoría. Asimiló todo lo que habitualmente siempre hizo el peón de campo. Enlazar, pialar, andar a caballo, controlar que los molinos den agua a los bebederos, observar los alambrados y acomodar los caídos; tusar – hermosear a los caballos – al cortar sus crines, por enumerar algunas pocas. Todo lo hizo con decisión y entusiasmo.
El otro aspecto que destacó Adriana Romano, con la autoridad literaria que la caracteriza por solvencia y trayectoria como profesora de letras, narradora y correctora de cuentos, novelas y otras expresiones en libros, es que ‘el mensaje de Corina es en positivo’. Jamás una queja por su elección laboral y de vida. Transmite alegría en la narrativa.
Es tan grande el amor de esta mujer al campo, que dejó a un novio que le propuso llevarla a Córdoba y como no le garantizaba en esa provincia de sierras, lo que amaba en la pampa húmeda y llanura de Naón, que desistió.
Y ‘María Macho’ como le decían sus compañeros de labranza en una época donde el machismo era muy fuerte, y ser peón de campo, solo de varones, Alicia – como la llamaba su padre -se hizo tiempo para formar una familia. A toda esa postal de trabajos en el campo y rudos, se abrió a la ternura de acunar niños, alimentarlos, transmitirle amor y valores. Supo conjugar trabajo, entretenimiento y tener su propia familia, lo que no es poco en realizaciones de la vida.
Y esa alegría de vivir que contó Adriana Romano – pero que ella misma mostró al auditorio-, fue en crecimiento constante. A los 45 años se inscribió para completar el ciclo secundario ya que solo había hecho la Escuela primaria. Y lo logró.
Pero hay un valor o mensaje importante que la autora deja no solo en el libro, sino en la presentación. Ella, más de 60 años atrás, que se abrió un camino único en un ambiente de gauchos. Todos varones y donde se ganó el respeto y cariño; se supo hacer valer y la consideraron como una compañera más en el trabajo, convoca a otras mujeres a que se animen y puedan construir su vida en campo y junto al hombre que aman, y llevar adelante una familia. Y hoy es más llevadero. Por entonces no había una tecnología rural, que facilitara las cosas. No solo ahora está vigente, cada año habrá más y mejor.
Peona, es una autobiografía que debería ser considerada en las escuelas primarias para que los niños y niñas en formación conozcan en primera persona lo que significa el trabajo diario sin quejas, a la intemperie, con fríos, lluvias, heladas, escarchas y vientos gélidos y saber que se puede. Decisión y coraje a Corina Alicia González Vázquez, no le faltaron. Fue y sigue siendo una verdadera ‘Peona’.
Al finalizar la misma, la Intendente Municipal, María José Gentile, Teresita Disavia, responsable de la dirección de Mujeres y Familia Rural y referentes de UATRE Nueve de Julio, obsequiaron presentes a la autora, quien después firmó ejemplares y los dedicó.
Peona: Adriana Romano-Corina Alicia González Vázquez