Un principio básico y elemental de la República y del Federalismo, es abordar con respeto y dignidad las relaciones entre los dirigentes políticos y las instituciones que representan. Las expresiones confrontativas y despectivas no solo socavan la investidura de las autoridades, sino que también amenazan la armonía y el bienestar de la comunidad.
El respeto al disenso del pensamiento y la búsqueda del diálogo generando las mayorías son pilares de una comunidad organizada, democrática y justa. La retórica que incita a la división y el autoritarismo no tiene lugar en un pueblo que valora la libertad y la justicia social. Por ello, es crucial que los nuestros dirigentes ejemplifiquen con su conducta los valores de respeto, empatía y servicio a la comunidad.
La responsabilidad de un presidente* no solo reside en la gestión del Estado, sino también en ser un modelo a seguir para la nación y para las relaciones internacionales. Las palabras y acciones deben reflejar el compromiso con la unidad y el desarrollo integral colectivo, evitando cualquier indicio de tiranía o despotismo.
En momentos de tensión política, es esencial recordar los ideales fundantes de nuestra nación, los valores que caracterizan a nuestro pueblo y los principios que sustentan nuestros países de hispanoamérica. El actual presidente, Javier Milei, ha olvidado todo esto, nos está poniendo en una situación de riesgo, y solo nos queda como única alternativa, para evitar un mal mayor, el JUICIO POLÍTICA contra su figura. En este contexto, esta posibilidad debe ser considerada con seriedad y como último recurso, siempre en función de preservar las instituciones y el bienestar de la comunidad nacional en su conjunto.
* En una sala VIP de la muestra ExpoAgro que se armó al lado del salón donde Milei habló ante empresarios y los tildó de “héroes”, el Presidente se dirigió a los gobernadores en términos muy duros: “Los voy a mear a todos, ¿quiénes se creen que son?”, expresó