“El alma que puede hablar con los ojos, también puede besar con la mirada”, escribió Gustavo Adolfo Bécquer, poeta español que naciera en Sevilla el 17 de febrero de 1936, y quedara sin padre a los cinco años, y luego en la preadolescencia sin madre.
Bécquer fue educado dentro de la escritura, donde encontró un refugio al quedar sin padres. A partir de ese momento, su madrina Manuela Monehay Moreno fue quien lo cuidó e incentivó en otras ramas como la pintura y la música.
Era mejor dibujante que pintor y muchas de sus obras, tenían ilustraciones de su creación.
A Bécquer se lo suele relacionar al Romanticismo, aunque por ser un romántico tardío, ha sido asociado igualmente con el movimiento posromántico. Su obra más célebre es Rimas y Leyendas, un conjunto de poemas dispersos y relatos, que se reunieron en uno de los libros más populares de la literatura hispana.
Aunque en vida ya alcanzó cierta fama, su muerte a los 34 años, producto de contraer tuberculosis, impulsó aún más su popularidad.
Se había casado con Casta Esteban y Navarro y tuvo tres hijos, Emilio Eusebio, Jorge y Gregorio Gustavo Adolfo.
Se lo sigue recordando al igual que algunas de sus frases:
- El amor es un misterio. Todo en él son fenómenos a cual más inexplicable; todo en él es ilógico, todo en él es vaguedad y absurdo”.
- “La soledad es muy hermosa…cuando se tiene alguien a quien decírselo”.
- “El recuerdo que deja un libro es más importante que el libro mismo”.
- “El que tiene imaginación, con qué facilidad saca de la nada un mundo”.