Este domingo 19 de noviembre se conmemora el 141° aniversario de La Plata, una fecha en la que suelen haber diversos festejos en la capital bonaerense.
Sin embargo nada habrá ya que se vota para elegir al futuro presidente del país.
En febrero del año 1880, con la sanción de la ley que proclamaba a la ciudad de Buenos Aires como Capital Federal de la República Argentina, comienza el proceso político que culmina con la fundación de La Plata.
El gobierno provincial debía trasladarse a otra ciudad, para lo cual se estudiaron varias localidades bonaerenses pero ninguna era satisfactoria. El entonces gobernador de la provincia, Dardo Rocha, decidió fundar una nueva ciudad.
Por un decreto del 6 de mayo de 1881 se llamó a concurso internacional para proyectar los cuatro edificios principales: Casa de Gobierno, Legislatura, Municipalidad y Catedral.
El nombre de La Plata surgió por iniciativa del senador José Hernández, autor del Martín Fierro, que fundamentó su posición en el nombre de Virreinato del Río de La Plata, que había llevado la región.
Una comisión compuesta por Eduardo Wilde, José María Ramos Mejía y los ingenieros Francisco Lavalle y Guillermo White, se encargaría junto a Dardo Rocha de inquirir diversas localidades (entre éstas Barracas al Sur, Belgrano, Flores, Campana, Chascomús, Dolores, Lomas de Zamora, Mercedes, Moreno, Olivos, Quilmes, San Fernando, San Isidro, San Nicolás, Zárate y Ensenada) teniendo en cuenta parámetros relativos a la:
- Conveniencia para la administración de la provincia.
- Calidad de los terrenos en que deba levantarse la nueva ciudad para la edificación y de los circunvecinos para la agricultura, con el propósito de construir obras indispensables a la higiene y comodidad de un futuro gran centro de población (contemplándose a dicho fin la accesibilidad a fuentes de agua potables suficientes para sustentarlo).
- Facilidad de comunicar con la capital de la Nación, el interior de la Provincia, otras provincias y el exterior.
Con el objeto de optar por una de ellas para la instalación de la capital de la Provincia. Es así como se concluye que las localidades que reúnen mayor número de las condiciones indicadas para el establecimiento de un gran centro de población son Campana, Ensenada y Zárate, en primer término, y subsidiariamente Quilmes, Olivos y San Fernando, o bien, aquellas asentadas sobre la línea del Ferrocarril del Oeste, desde Moreno hasta Mercedes
A la sazón, luego de rechazar las opciones alternativas, Dardo Rocha se inclinó por Ensenada, contigua al Río de La Plata y conectada con Buenos Aires a través del Ferrocarril Buenos Aires a Ensenada. El 14 de marzo de 1882 anuncia la capitalización de este municipio (partido de Ensenada).
No obstante, la decisión no contemplaba instalar el gobierno y la administración en la costera Ensenada, sino que se proyectaba el emplazamiento de una nueva ciudad 10 kilómetros tierra adentro en las Lomas de Ensenada. Estos terrenos, poblados por montes, lomas y bañados, recorridos de suroeste a noreste —hasta desaguar en el cercano Río de la Plata— por el Arroyo del Gato (hoy entubado); constituían parte de las propiedades de Martín Iraola, hallándose adyacentes al pueblo de Tolosa (fundado en 1871, y en aquel entonces, habitado por 7000 personas). Para el diseño de la urbe, convocó al Ingeniero Pedro Benoit que trazó los planos de la futura capital de la provincia.
Fundar una ciudad desde sus cimientos constituía un desafío ambicioso, no solo para los ingenieros y arquitectos que erigirían una ciudad novedosa y fastuosa en comparación con las demás ciudades que se asentaban a lo largo de la República, sino, especialmente, en virtud de que aquello que se levantaba se ungía representante del progreso de la Nación. «La Plata», tal se decidió denominarla, no habría de relegarse, en la mente de su creador, a ser capital de una provincia. Su nombre argentífero remitía a la Nación, y por ende, su lugar a ocupar era ser la cabeza de la República. Así la contempló hasta su ruina el proyecto político de Dardo Rocha, el cual postulaba consumarse en el acceso a la presidencia de 1886, finalmente malogrado en la disputa con Juárez Celman.
En medio de la incomprensión de sus contemporáneos, de la furibunda crítica de los diarios porteños y de políticos de la talla de Domingo Sarmiento que rivalizaban con Dardo Rocha, éste decreta el 10 de noviembre de 1882 que la fundación de la ciudad se produjera el día 19 del mismo mes y año. Finalmente, en el día establecido para la fundación, en presencia del Gobernador Dardo Rocha y el Ministro Victorino de la Plaza en representación del Presidente Julio A. Roca, se coloca la Piedra Fundamental en una urna enterrada en el centro geográfico de la ciudad (hoy en día, Plaza Moreno). En ese acto, Dardo Rocha pronunció las siguientes palabras: «Hemos dado a la nueva capital el nombre del río magnífico que la baña, y depositamos bajo esta piedra, esperando que aquí queden sepultadas para siempre, las rivalidades, los odios, los rencores, y todas las pasiones que han retardado por tanto tiempo la prosperidad de nuestro país».