El huracán Irma es un ciclón tropical que azota actualmente las Islas del Caribe y Miami. Es el primer huracán mayor y uno de los más poderosos que se ha desarrollado en el Atlántico oriental desde que se formó Julia en la temporada de 2010. Es la novena tormenta nombrada, el cuarto huracán y el segundo huracán mayor de la temporada de 2017. Así lo explican los conocedores.
Se desarrolló el 30 de agosto cerca de las islas de Cabo Verde a partir de una onda tropical que se había desplazado de la costa oeste africana dos días antes. Gracias a las condiciones favorables, se intensificó rápidamente. Con solo 24 horas, se convirtió en un huracán de categoría 2 y, al poco tiempo, en un huracán mayor. Su intensidad fluctuó durante los días siguientes debido a la formación del ojo. Pero el 4 de septiembre subió a categoría 5 con vientos de más de 300 km/h. Eso lo hace el más fuerte desde Félix hace 10 años atrás.
De este fenómeno no deja de hablarse en todos los escenarios de América y parte de Europa. Su paso es devastador y los Gobiernos de los países donde llegó o arribará tomaron recaudos en resguardo de sus habitantes, bienes y servicios.
El gesto de solidaridad entre vecinos para protegerse es digno de una civilización avanzada y hermanada. Se cuidan, ayudan a poner a buen resguardo sus familias y bienes personales. Defensa Civil en cada país, es la voz cantante y a seguir. Ordena, comanda y da confianza que siguiendo ese camino van a estar más seguros. La gente no protesta por ello. Obedece. Y lo hace en la esperanza del mal menor.
La ‘Norma’ es una regla que debe ser respetada y que permite ajustar ciertas conductas o actividades, para una mejor convivencia.
Desde lo jurídico también es una regla que sirve de ordenación del comportamiento humano en sociedad dictado por la autoridad competente. Tiene un criterio de valor y cuyo incumplimiento lleva a una sanción. Toda norma, generalmente, impone deberes y confiere derechos. Los ciudadanos deben respetarla o hacerse cargo de su no cumplimiento o desobediencia.
Si se observa lo que sucede en el Caribe y Miami ante el paso de ‘Irma’, la gente se circunscribe a las normas que la autoridad oficial imparte para cuidar a los ciudadanos. Quien no lo haga se hará cargo de sus consecuencias, sin embargo, todos siguen el camino indicado. Se acogen a esa pauta o directiva, ya sea desde Defensa Civil o la autoridad encargada de atender las posibles catástrofes. Saben que habrá daños, pero esperan lo menos mirando lo peor.
En la sociedad argentina no cumplir con la norma (incluida la jurídica), tiene al tejido social desintegrado. A lo largo de décadas, ese comportamiento ha devastado a la comunidad en su conjunto. Es un huracán silencioso que va terminando cada día con el camino del deber ser y desvanece esperanzas superadoras. Normatiza lo que está mal como buen accionar. Desalienta y cada vecino tironea como puede contra ese ciclón que arrasa para protegerse y resguardarse de los males que acechan en la sociedad. Cada uno los conoce. No serán descripto para que nadie politice el mensaje, que es más profundo, elevador y compete a todos. Pero cuidado! Cada uno es responsable que el ‘Huracán Norma’, nos desbaste. Unos por acción y otros por omisión. Mirando al costado para no comprometerse, no es el camino.
El ejemplo de los caribeños ante un huracán visible, debe ser una vía a considerar si se quiere comenzar a dar batalla al huracán silencioso que destruye día a día a la sociedad en su conjunto y la desintegra en grietas que deben ser cerradas como las que deja Irma. En el Caribe rápidamente todos, Estado y Sociedad, se unen para trabajar y superar los daños sin reproches y culpas, mirando que la vida sigue y el progreso no puede ser frenando y entonces se encauza mirando el futuro. Salen en conjunto de la crisis y la emergencia. En la argentina, los reproches del ayer puestos todo el día en escenas, nos tienen en emergencia constante y no permite ver la enseñanza de ‘Irma’ en el camino de la ‘Norma’.
De esta mirada depende observar el futuro con esperanza o llorar el pasado con desazón, sin permitir ver una salida integrada de las crisis destructoras que devoran como tempestad sin freno.
Que ‘Irma’ enseñe a convivir con ‘Norma’. Ello dependerá de la grandeza del Estado a través de sus gobiernos y la nobleza de la sociedad en su conjunto acompañando con expectativa positiva como caribeños. La solución es del compromiso de cada uno sin mirar al costado, poniendo la atención donde corresponde con honestidad y entereza.
Que ‘Irma’ enseñe a convivir con ‘Norma’ a sabiendas que la reconstrucción del huracán silencioso llevará mucho tiempo, pero es hora de empezar.
Para Cadena Nueve, Gustavo Tinetti