Este 22 de abril se cumplen 18 años del fallecimiento de Guillermo Castellanos, el piloto nuevejuliense y bonaerense que dejó una huella indeleble en el automovilismo argentino. Su muerte, ocurrida durante una competencia de Turismo Carretera en el Autódromo General San Martín de Comodoro Rivadavia en 2007, no solo conmovió al ambiente tuerca, sino que también marcó un antes y un después en la historia del deporte motor nacional.
Castellanos, nacido en Nueve de Julio, Provincia de Buenos Aires, el 3 de julio de 1966, fue un apasionado del automovilismo desde joven.
Su carrera comenzó en los kartings, pero rápidamente escaló categorías: Fórmula Renault, Monomarca Gol, TC Pista y, finalmente, el ansiado Turismo Carretera. Su compromiso con Chevrolet, marca que defendió con fervor durante toda su trayectoria en TC Pista y TC, lo convirtió en referente de la marca en tiempos en los que escaseaban sus representantes en la grilla.
Debutó en el TC Pista en 1998 y, entre 2002 y 2005, logró cuatro victorias que cimentaron su ascenso al Turismo Carretera. En febrero de 2006, en Mar de Ajó, cumplió el sueño de correr en la categoría madre del automovilismo nacional. Disputó un total de 18 competencias en TC, hasta aquel fatídico 22 de abril de 2007.
El accidente que cambió la historia
En plena competencia, su Chevrolet Chevy se vio envuelto en un violento accidente que derivó en un incendio del vehículo. Las lesiones que sufrió, especialmente en el tórax y la cervical, resultaron fatales. Tenía 40 años.
Su muerte fue el catalizador de una histórica decisión por parte de la Asociación Corredores de Turismo Carretera (ACTC): la eliminación definitiva de los copilotos en todas las categorías bajo su órbita. Aunque la medida ya estaba en evaluación desde 2006, tras la tragedia que costó la vida del piloto Alberto Noya y su copiloto Gabriel Miller en el TC Pista, el fallecimiento de Castellanos precipitó su implementación anticipada.
Un legado que trasciende la pista
Guillermo Castellanos no solo fue un piloto destacado por su entrega y talento, sino también un símbolo de fidelidad a sus convicciones y a su marca. Integró un grupo de corredores que mantuvo vivo el espíritu Chevrolet en tiempos difíciles, junto a nombres como Laureano Campanera, Roberto Marcilese, Sebastián Diruscio y Mariano Acebal.
Amigo personal de reconocidos pilotos como Guillermo Maldonado y Daniel Cingolani —ambos también oriundos de Nueve de Julio—, su partida dejó una marca profunda en quienes lo conocieron. Tal fue el impacto, que Cingolani decidió alejarse de las pistas tras el accidente, movido por el temor a sufrir un destino similar.
En 2007, poco después de su fallecimiento, la ACTC organizó un homenaje en su ciudad natal. Maldonado y Cingolani fueron invitados a dar una última vuelta en el Chevrolet que Castellanos utilizó en su etapa en el TC, en una emotiva despedida que aún perdura en la memoria del automovilismo argentino.
Dieciocho años después, el recuerdo vive
A casi dos décadas de su partida, Guillermo Castellanos sigue siendo recordado por su pasión, su garra y su incansable lucha por los colores del moño dorado. Su historia, marcada por la superación y la tragedia, continúa inspirando a nuevas generaciones de pilotos y aficionados.
Porque en cada rugido de motor, en cada curva desafiante y en cada bandera a cuadros, vive el espíritu de quienes como él, lo dieron todo por el automovilismo.