La noticia del fallecimiento del Papa Francisco, ocurrida en horas de la madrugada argentina, conmociona no solo al mundo entero sino también de manera muy especial a la comunidad católica de Nueve de Julio. En diálogo exclusivo en ‘Despertate’ por Cadena Nueve y Máxima 89.9, el obispo diocesano Monseñor Ariel Torrado Mosconi compartió un mensaje cargado de emoción, en el que recordó la figura del pontífice con quien mantuvo una estrecha relación personal durante más de tres décadas.
“Para mí, es la muerte de un padre. Ha marcado profundamente mi vida y mi ministerio sacerdotal”, expresó conmovido Mons. Torrado Mosconi, quien fue ordenado sacerdote en 1990 y conoció de cerca al entonces arzobispo Jorge Mario Bergoglio desde que este asumió la Arquidiócesis de Buenos Aires en 1998.
El obispo subrayó la cercanía y el testimonio de vida del Papa, destacando su mirada desde las periferias y su compromiso con los pobres y marginados, tanto en Argentina como en el mundo.
“Su enseñanza trascendía lo religioso. Hablaba al ser humano, más allá de su fe o condición”, afirmó. “Ha sido una voz que muchas veces no fue bien recibida, sobre todo en su propio país, pero que a nivel global fue reconocida por su incansable trabajo por un mundo más justo”.
Mons. Torrado Mosconi también destacó el legado del Papa Francisco en temas como la ecología, la fraternidad universal y la defensa de la vida, subrayando el valor de sus encíclicas Laudato Si’ y Fratelli Tutti.
La comunidad de Nueve de Julio tendrá esta tarde la oportunidad de expresar su dolor y agradecimiento en una misa especial que se celebrará a las 19 horas en la Catedral Santo domingo de Guzmán y tiempo que convocó a la población a su asistencia.
“Quiero invitar especialmente a todos los nuevejulienses a unirnos en oración por el Papa Francisco. Recemos y demos gracias por su vida”, concluyó el obispo, quien encabezará la ceremonia litúrgica que será transmitida en vivo por los medios locales.
El fallecimiento del primer Papa argentino deja un vacío profundo en la Iglesia y en millones de personas alrededor del mundo, que hoy recuerdan su ejemplo de humildad, misericordia y firme compromiso con los más necesitados.
A su vez, más tarde, el Obispo de Santo Domingo de Guzmán hizo llegar el siguiente mensaje:
Nueve de Julio, 21 de abril del año santo 2025, lunes de la octava de Pascua.
Queridos todos en el Señor:
Sin lugar a dudas la partida del querido Papa Francisco no deja indiferente a nadie ni en la Iglesia ni en la sociedad, particularmente en su tierra argentina. Nos embarga un sentimiento ciertamente “agridulce”, como tantas veces nos pasa con nuestros seres queridos: dolor por la pérdida, porque ya no seguirá entre nosotros cumpliendo su misión y donándonos su testimonio; gozo porque vuelve a Dios, término de toda existencia humana, a presentarle su tarea cumplida hasta el último instante.
Sí, Francisco nos ha dejado este bello y heroico testimonio guiado cabalmente la Iglesia universal hasta el último aliento de vida, cargando la cruz de la enfermedad porque, al decir de otro santo pontífice “Pedro sirve a la Iglesia, sin soltar su timón, conduciéndola en medio de la tormenta” (Cfr. San Gregorio Magno).
Parte el Obispo de Roma -así quiso siempre que lo denominaran en primer lugar- dejándonos su legado con su impronta. El Papa de “Evangelii gaudium/la alegría del Evangelio” con ese fuerte y gran llamado a la “pasión por evangelizar”, la urgencia de la misión, a “callejear la fe” hasta las “periferias existenciales”, llamando a la Iglesia entera a ser en cada lugar un auténtico “hospital de campaña”. El Papa que supo captar con clarividencia las grandes llagas y causas del mundo actual: la paz por la tragedia de la “tercera guerra mundial por partes” como solía afirmar; el cuidado de la casa común y del medio ambiente; el drama de los pobres y los refugiados, buscando siempre el camino de diálogo incansable con todos y promoviendo la “cultura del encuentro” y la fraternidad en el mundo.
Parte el Pastor de la Iglesia universal promotor de su reforma entendida siempre como “conversión pastoral”, que la concibió cada vez más como sacramento de comunión y misión y, por eso, nos dejó de consigna y programa la “sinodalidad” que la edifica y manifiesta. No deja la Misericordia como su genuina herencia espiritual. Para él es el verdadero nombre de Dios, el estilo de vida de todo seguidor de Jesús, el rostro que debe mostrar la Iglesia y el remedio para las heridas abiertas de la humanidad.
No deja de conmoverme su partida, personalmente: fue mi obispo -así como yo lo soy de Uds. ahora, para que puedan entender este sentir- durante la mayor parte de mi sacerdocio en Buenos Aires y quien me confirió la consagración episcopal. Por eso mi trato fue siempre, aún como Papa, de “Padre”, siempre me dirigí a él de esa manera. Por eso hoy, invito a los fieles de toda la diócesis y a las personas de buena voluntad a encomendarlo y despedirlo diciendo: ¡Padre Jorge, Papa Francisco, muchas gracias, descansa en paz!
+Ariel Torrado Mosconi
Obispo de Santo Domingo en Nueve de Julio