En un emotivo acto litúrgico cargado de fe, gratitud y recogimiento, se celebró este lunes en la Catedral Santo Domingo de Guzmán una misa por el eterno descanso del Papa Francisco, fallecido en horas de la madrugada. La ceremonia estuvo presidida por el obispo diocesano, monseñor Ariel Torrado Mosconi, y contó con la presencia del obispo emérito, monseñor Martín de Elizalde.
El solemne homenaje contó con la participación de autoridades locales, entre ellas la intendente de Nueve de Julio, Dra. María José Gentile; el presidente del Honorable Concejo Deliberante, Sebastián Malis; la secretaria de Desarrollo Comunitario, María Alejandra Márquez, y el flamante secretario de Gobierno, Federico Aranda. También asistieron vecinos y familiares de la comunidad, quienes se sumaron al sentido tributo.
Durante la homilía, monseñor Torrado Mosconi destacó la entrega del Papa Francisco, nacido Jorge Mario Bergoglio, señalando que “su partida nos deja el vacío de un verdadero padre espiritual para el mundo”. En un tono reflexivo y esperanzador, recordó que “el Papa Francisco fue un pastor humilde, cercano a los pobres, renovador de la Iglesia y fiel seguidor de Cristo”.
El obispo subrayó también que “la muerte no es el final, sino el paso a la vida eterna”, resaltando que la Pascua del Pontífice coincidió con la celebración de la resurrección de Jesús. “Francisco vivió su pontificado con radicalidad evangélica y coherencia. Nos enseñó que todos, todos, todos somos bienvenidos en la Iglesia”, expresó en alusión a uno de los mensajes más repetidos del Papa argentino.
Al finalizar la misa, se dio lectura al decreto firmado por la intendenta Gentile, mediante el cual el municipio de Nueve de Julio adhiere al duelo nacional de siete días decretado por el Ejecutivo Nacional. En el mismo, se estableció el izamiento de banderas a media asta en todas las dependencias públicas del distrito.
Asimismo, el Honorable Concejo Deliberante expresó su adhesión al duelo y emitió condolencias al Obispado y a los familiares del Sumo Pontífice. En palabras del cuerpo deliberativo, “el Papa Francisco será recordado como un ejemplo de humildad, valentía y compasión por millones de personas en el mundo”.
En un gesto especialmente simbólico, un grupo de niños presentes en la ceremonia recibió por primera vez el sacramento de la reconciliación, en lo que fue considerado un tributo al amor que Francisco siempre manifestó hacia la infancia.
Con el canto final del Ave María y la bendición final, la comunidad despidió al Papa Francisco con fe, esperanza y el compromiso de continuar su legado de misericordia, justicia y amor al prójimo.