domingo, abril 20, 2025
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Ariel Torrado Mosconi: “sean portadores de paz y testigos del amor de Dios en medio de las dificultades cotidianas”

El Obispo de Nueve de Julio presidió una emotiva Misa de Pascua en la Catedral de Santo Domingo de Guzmán, donde llamó a vivir la fe con esperanza, amor y compromiso activo

En la tarde-noche de este Domingo, el obispo diocesano, monseñor Ariel Torrado Mosconi celebró la Misa central de Pascua de Resurrección en la Catedral de Santo Domingo de Guzmán, quien desde el altar mayor, dirigió un mensaje esperanzador: “Jesús ha salido del sepulcro a buscarnos. No está en el lugar de la muerte, sino que está vivo y nos quiere vivos, llenos de amor, de fe y de compromiso”.

La catedral se colmó de fieles que, tras el tiempo de Cuaresma y la intensa vivencia del Triduo Pascual, se reunieron para celebrar el misterio central del cristianismo: la resurrección de Cristo. En su homilía, el obispo puso énfasis en el poder transformador de este acontecimiento, invitando a los presentes a no dejarse paralizar por el miedo ni la indiferencia.

“La Resurrección no es un recuerdo del pasado, sino una presencia viva que nos mueve a salir al encuentro del otro, a ser testigos de la esperanza en medio de tantas oscuridades”, expresó con profunda convicción.

Torrado Mosconi destacó tres actitudes fundamentales para vivir esta Pascua de manera auténtica: buscar, amar y creer. Retomando el relato del Evangelio según San Juan, donde María Magdalena, Pedro y Juan corren al sepulcro al enterarse de que está vacío, señaló:

“El primer paso es buscar, salir de la comodidad. No podemos quedarnos encerrados. Dios quiere que lo busquemos con el corazón encendido. El segundo paso es amar, porque quien ama, corre; y el tercero es creer, confiar, aún sin ver, sabiendo que Él está presente en cada rincón de nuestra vida.”

La celebración se desarrolló en un ambiente de recogimiento, con momentos de profundo silencio, oración y participación activa de toda la comunidad. La música litúrgica acompañó cada instante con solemnidad y alegría, reforzando el espíritu festivo de esta jornada central del calendario cristiano.

Durante la renovación de las promesas bautismales, el obispo roció con agua bendita a los presentes, recordándoles el compromiso de vivir como hijos de la luz: “Renovemos nuestra fe. No es solo creer en doctrinas, sino creer en un Dios vivo que nos ama y nos llama a caminar con Él”.

Al finalizar la Misa, muchos fieles se acercaron a saludar al obispo y a agradecerle sus palabras. La celebración dejó un mensaje claro: la Pascua no es el final, sino el inicio de una nueva vida, de un camino que debe recorrerse con fe renovada, con el corazón abierto y dispuesto al encuentro con Dios y con los hermanos.

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