En el corazón del municipio de Villa de la Quebrada, a tan solo 40 kilómetros de la ciudad de San Luis, miles de fieles se congregan cada año para recorrer el imponente Vía Crucis que serpentea al pie del Cerro Tinaja, frente a la plaza principal del pueblo. Este sendero de fe, inaugurado el 3 de mayo de 1951, se ha convertido en uno de los íconos religiosos más emblemáticos de la provincia.
El Vía Crucis cuenta con catorce estaciones en tamaño natural, una obra majestuosa del escultor Nicolás Arrighini, realizada en Pietrasanta, Italia. Cada estación representa un momento clave del camino de Jesús hacia el Calvario, comenzando con su condena a muerte y culminando con su sepultura. Estas esculturas no solo impresionan por su realismo, sino también por el marco natural que las rodea: el ascenso por las primeras estribaciones del Cerro Tinaja, que alcanza los 320 metros de altura, a lo largo de un sendero de 1.400 metros.
Este espacio de oración y recogimiento fue impulsado por el recordado monseñor Antonio Emilio Di Pasquo, y su infraestructura mejorada gracias a la gestión del obispo Laisse, quien promovió el pavimentado del camino. Año tras año, especialmente durante Semana Santa, el Calvario recibe a peregrinos de todo el país, que lo transitan en silencio, cargando cruces, rezando o simplemente reflexionando.
Entre las estaciones más conmovedoras se destacan la cuarta, que muestra el encuentro de Jesús con su madre; la sexta, cuando Verónica limpia su rostro; y la decimosegunda, que representa la muerte de Cristo en la cruz. Este recorrido no solo es una manifestación religiosa, sino también un testimonio artístico y cultural de gran valor.
Villa de la Quebrada, conocida también como la “Capital de la Fe Puntana”, mantiene viva esta tradición que combina historia, arte y espiritualidad. En cada paso, los visitantes no solo recuerdan la Pasión de Cristo, sino que también se conectan con la naturaleza y la devoción de un pueblo que, desde hace más de siete décadas, custodia con orgullo este legado sagrado.