Con la celebración del Domingo de Ramos, millones de cristianos alrededor del mundo dan inicio a la Semana Santa, un periodo de profunda reflexión que conmemora los últimos días de la vida de Jesucristo. Esta festividad litúrgica no solo marca el inicio de los eventos más solemnes del calendario cristiano, sino que también recuerda dos momentos clave en la vida de Jesús: su entrada triunfal a Jerusalén y el anuncio de su pasión y muerte.
Una entrada triunfal que conmueve
De acuerdo con los evangelios, Jesús llegó a Jerusalén montado sobre un burro, mientras la multitud lo recibía con alegría, tendiendo mantos en el suelo y agitando ramas de palma. Este gesto fue entendido por sus seguidores como el cumplimiento de las profecías: el Mesías había llegado, pero no como un rey guerrero, sino como un Rey de Paz.
Tal como lo recuerda el Evangelio de San Lucas (19, 28-40), Jesús pidió a sus discípulos que le llevaran un burro, y montado en él descendió desde el Monte de los Olivos. Fue entonces cuando la multitud proclamó:
“¡Bendito el Rey que viene en nombre del Señor! ¡Paz en el cielo y gloria en las alturas!”
¿Por qué se le llama también Domingo de la Pasión?
Aunque se celebra la acogida jubilosa a Jesús, el Domingo de Ramos también introduce el relato de su sufrimiento y muerte, por lo que en la tradición católica es conocido también como el Domingo de la Pasión del Señor. Durante la misa, se proclama el relato completo de la Pasión, lo que anticipa el tono solemne de los días que siguen, desde el Jueves Santo hasta el Domingo de Resurrección.
En Nueve de Julio la celebración central la encaberá el obispo de la Diocesis de Santo Domingo, monseñor Ariel Torrado Mosconi con la bendición de los Ramos en plaza Belgrano desde las 10.30 y luego brindará la misa en la catedral, sede del obispado.
Agencia MTR