martes, abril 1, 2025
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Italia limita la posibilidad de obtener la ciudadanía

Una reforma en la normativa vigente elimina la figura del bisabuelo y alcanza a los hijos y nietos de italianos

La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, ha impulsado una reforma histórica que modifica sustancialmente las leyes de ciudadanía, un cambio que impacta directamente a miles de argentinos de origen italiano. La medida, que reduce considerablemente las posibilidades de que los descendientes de inmigrantes italianos obtengan la ciudadanía, ha generado controversia, especialmente entre quienes esperaban continuar con el proceso basado en el ius sanguinis —derecho de sangre—, una vía tradicionalmente utilizada por los argentinos.

La reforma, aprobada esta semana por el Consejo de Ministros italiano, elimina la opción de obtener la ciudadanía a través de bisabuelos italianos, restringiendo el acceso al pasaporte europeo exclusivamente a los hijos y nietos de italianos nacidos en Italia. Esta decisión afecta a un número significativo de personas, ya que, según datos oficiales, más de 30.000 argentinos obtuvieron la ciudadanía italiana durante el 2024 aprovechando el sistema vigente hasta ahora. Los inmigrantes italianos que llegaron a Argentina tras la Segunda Guerra Mundial, en su mayoría, han sido el motor de este fenómeno.

Con esta reforma, Italia busca reducir los llamados “abusos” y lo que algunos sectores políticos denominan la “comercialización” del pasaporte europeo. En este contexto, Antonio Tajani, vicepresidente del gobierno y ministro de Asuntos Exteriores, destacó que la ciudadanía “debe ser una cosa seria” y sugirió que, en el futuro, los solicitantes deberán cumplir con nuevos requisitos, como la demostración de conocimiento del idioma, cultura italiana, e incluso residencia en el país.

Repercusiones para los argentinos de origen italiano

La decisión de Meloni llega en un momento particularmente complejo, dado el creciente número de argentinos que buscan la ciudadanía italiana en un contexto de crisis económica en Argentina. En promedio, más del 60% de los argentinos tienen al menos un ancestro italiano, lo que convierte a Italia en uno de los destinos preferidos para aquellos que desean obtener el pasaporte europeo, no solo por razones políticas, sino también por la posibilidad de acceder a los beneficios de la Unión Europea.

El gobierno italiano, con Meloni a la cabeza, defendió la reforma, argumentando que el sistema estaba desbordado y que los consulados no daban abasto frente a la alta demanda. Los turnos para realizar los trámites pueden superar los diez años de espera, lo que ha generado frustración entre quienes llevan años gestionando su solicitud.

Sin embargo, la medida ha caído mal entre la comunidad ítalo-argentina, que se siente afectada por una normativa que, en muchos casos, descarta a los descendientes más lejanos de inmigrantes, es decir, aquellos que no cuentan con padres o abuelos nacidos en Italia. La crítica más fuerte radica en que esta reforma limita un derecho legítimo que, en muchos casos, ha sido una oportunidad para mejorar la calidad de vida y acceder a un futuro en Europa.

Relaciones políticas en tensión

El contexto político también juega un papel importante en este cambio legislativo. A pesar de la relación cercana que mantiene Meloni con el presidente argentino Javier Milei, la medida ha generado malestar en sectores de la comunidad italiana en Argentina, que esperaban que el gobierno de derecha mostrara mayor flexibilidad en un tema tan sensible para los descendientes de inmigrantes.

Mientras tanto, las reacciones desde Buenos Aires no se hicieron esperar. Varios dirigentes políticos expresaron su preocupación por la decisión, acusando a Italia de no reconocer el esfuerzo de las primeras generaciones de inmigrantes italianos que contribuyeron significativamente al desarrollo económico, cultural y social de Argentina.

Italia, por su parte, busca así frenar una ola de solicitudes que ya había comenzado a mostrar signos de saturación, con plazos excesivos y una burocracia cada vez más pesada. Sin embargo, este giro en la política migratoria ha colocado a la comunidad ítalo-argentina en una situación incómoda, mientras miles de argentinos quedan fuera de una oportunidad histórica que, para muchos, parecía ser el camino hacia un futuro mejor.

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