viernes, marzo 14, 2025
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Gesta de Solidaridad a Bahía Blanca: Liliana Calixto y José Inglessi contaron como surgió la movilización

Recordaron que si bien se cumplió con el primer envío la solidaridad sigue ya que se necita medias y ropa interior

En un acto de genuina solidaridad, Liliana Calixto y José Inglessi, dos vecinos de Nueve de Julio, se convirtieron en los principales motores de una gran movida solidaria que movilizó a toda la comunidad para asistir a las familias afectadas por las fuertes inundaciones en Bahía Blanca. Más de 25.000 kilos de donativos fueron recolectados en un tiempo récord y enviados a la ciudad sureña, con el apoyo de la Sociedad Rural que abrió las puertas, Madrugadores del 9 y decenas de voluntarios que pusieron el hombro y sus manos para que en 24 horas un deseo sea realidad. La ciudad unida como hace muchos años no sucedes.

Todo comenzó cuando, contaron en Despertate por Cadena Nueve y Máxima 89.9, que en la mañana del viernes pasado, desayunando, se miraron y nació la solidaridad. 

“¿Qué podemos hacer?”, estas palabras, formuladas por Liliana Calixto y su esposo José Inglessi, fueron el punto de partida de lo que sería una de las movilizaciones más impresionantes de los últimos tiempos en la región. Junto a otros voluntarios y con el apoyo de instituciones locales, comenzaron a coordinar una colección de artículos de primera necesidad: alimentos, ropa, colchones, lavandina, agua, y mucho más.

“Lo que vimos en ese momento fue que la gente quería ayudar, no importaba cuánto tuvieran, la gente se volcó a colaborar con lo que podía”, relató Liliana emocionada, al recordar esos primeros momentos de movilización. La Sociedad Rural de 9 de Julio abrió sus puertas para que se pudieran almacenar los donativos, y en menos de 24 horas se logró lo impensado. Ayuda a familias que perdieron todo.

En ese sentido, José Inglessi destacó: “La solidaridad fue increíble. Fue un trabajo conjunto, un esfuerzo de todos. No hay duda de que lo que se logró es el resultado de un trabajo horizontal, pero con la coordinación necesaria para que todo salga bien”.

Una vez que el camión estuvo cargado, comenzó la travesía hacia Bahía Blanca. Sin embargo, el camino no estuvo exento de dificultades. La situación en la ciudad vecina era crítica. Los barrios más afectados, como Cerry, estaban sumidos en el barro, las aguas residuales y el caos. La desesperación era palpable. Pero en medio de la oscuridad, la llegada del camión de donativos representaba una luz de esperanza.

Además, durante el recorrido por los barrios de Bahía Blanca, la importancia de artículos como medios y ropa interior se hizo evidente. Estos elementos, muchas veces olvidados en otras campañas, fueron de vital importancia para las familias que, después de la inundación, enfrentaban la tarea de limpiar el barro de sus hogares. “Había mucha gente trabajando en condiciones extremas. Necesitaban más que solo ropa de abrigo. Necesitaban esas cosas básicas que a veces no se piensan, pero que son esenciales para seguir adelante.

Uno de los momentos más emotivos de la jornada fue cuando el grupo de voluntarios llegó a la iglesia de Cerry, uno de los barrios más afectados. En ese lugar, los donativos fueron recibidos con lágrimas de gratitud. “Fue muy fuerte, la gente no paraba de llorar. Sabíamos que estábamos llevando algo más que productos: estábamos

La logística de la entrega fue organizada de manera eficaz, con la colaboración de los compañeros de la región y la coordinación con instituciones locales de Bahía Blanca, como el frigorífico y la cooperativa encargada de distribuir las donaciones a los barrios más necesitados. “Es un ejemplo claro de que cuando trabamos unidos salen cosas muy importantes”, señalaron.

Aunque la emergencia ha pasado, los testimonios de Liliana y José siguen siendo una llamada de atención. En una ciudad que, muchas veces, se enfrenta a tensiones y divisiones, la experiencia vivida con esta campaña demuestra que, cuando nos unimos con un objetivo común, se pueden lograr.

“Este tipo de iniciativas deben ser el pan de cada día. Ojalá que no tengamos que esperar una catástrofe para seguir unidos. La solidaridad no debería ser algo extraordinario, sino una actitud diaria”, reflexionó José, mientras Liliana agregó: “Esto es lo que nos deja esta experiencia: la certeza de que, si nos ponemos todos en la misma dirección, podemos cambiar las cosas malas de la sociedad”.

La historia de Liliana, José y de tantos vecinos de Nueve de Julio se ha convertido en un símbolo de la fuerza de la solidaridad, el compromiso y el amor al prójimo. Como bien señaló un oyente en el programa: “¡Qué orgulloso estoy de ser nuejulienses! Esta acción nos une, nos llena de esperanza y demuestra que, hay solidaridad, cerró Inglessi.

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