La solidaridad de toda la región se hace sentir en Bahía Blanca, ciudad que aún lucha por recuperarse de las devastadoras inundaciones ocurridas a fines de la semana pasada. En medio de la tragedia, una cadena de apoyo se ha tejido, y uno de los gestos más significativos llegó desde 9 de Julio, que con su camión solidario, ha transportado más de 25.000 kilos de donaciones hacia la ciudad afectada.
En comunicación con Patricia Giles, vecina de esa ciudad contó en Despertate en Cadena Nueve y Máxima 89.9, el drama que atraviesa la población y cómo la comunidad se ha unido para superar la emergencia. “La situación es muy dramática, como se ha visto en los medios. Estamos trabajando y ayudándonos entre todos”, explicó Patricia desde Bahía Blanca.
A pesar de los esfuerzos, la falta de infraestructura y el agua estancada dificultan la llegada de ayuda a ciertos sectores de la ciudad. “En Ingeniero White, por ejemplo, el agua no ha bajado lo suficiente, y en algunas zonas aún es imposible acceder”, mencionó Patricia, quien además se refirió a los esfuerzos realizados por un grupo de jóvenes que, de manera desinteresada, prepararon y distribuyeron pancitos caseros en las comunidades más afectadas. “El frío ha sido intenso, y las familias necesitaban algo calentito, sobre todo porque muchos supermercados están cerrados mientras se realizan tareas de limpieza”, detalló.
El panorama es desolador para muchas familias que, además de la pérdida material, enfrentan una crisis emocional. Patricia, quien trabaja en una obra social, destacó que los profesionales de la salud mental están trabajando arduamente para brindar contención psicológica a los afectados, especialmente a los niños que están lidiando con los estragos del desastre.
“Es muy triste lo que estamos viviendo. Muchos han perdido todo, y lo peor es que aún hay lugares donde la ayuda no llega porque están anegados”, expresó Patricia. A pesar de la adversidad, resaltó la enorme solidaridad de la comunidad de 9 de Julio, que no ha dudado en enviar donaciones que incluyen camas, colchones, ropa, alimentos y hasta generadores eléctricos.
La solidaridad, que no tiene fronteras, también ha llegado a través de diversos grupos de apoyo que se organizan para repartir alimentos y artículos de primera necesidad. Desde hospitales locales hasta pequeñas iniciativas vecinales, todo se suma para paliar la situación de quienes más lo necesitan.
Patricia concluyó con un mensaje de esperanza: “Gracias a todos en Nueve de Julio. Hoy nos tocó a nosotros, pero no sabemos lo que el futuro nos depara. Lo importante es que, juntos, vamos a salir adelante”.
Con la promesa de que la ayuda seguirá llegando, la comunidad de Bahía Blanca, con el apoyo de localidades como 9 de Julio, lucha por reconstruir no solo las casas, sino también la esperanza y la unidad. La tragedia no está terminada, pero la solidaridad es un faro de luz que guía a los habitantes hacia la recuperación.