¿Has escuchado hablar de Bahía Blanca? Seguramente sí. Tal vez por ser la cuna del básquet, por su prestigiosa Universidad Nacional del Sur, la Universidad Tecnológica Nacional, o por sus institutos terciarios. Quizás la recuerdes porque algún familiar se atendió aquí, en uno de sus hospitales con tecnología de punta, o porque alguien llegó hasta esta ciudad en busca de un tratamiento médico.
Si aun no la ubicas, quizás lo hagas cuando te mencionen sus vientos incansables o su puerto, clave para el comercio agrícola e industrial. Bahía Blanca es una ciudad que recibe, que abraza. Es ciencia, es industria, es cultura. Es arte en cada rincón, con pintores, escritores, cantantes y bailarines que le dan vida. Es movimiento, es historia, es progreso.
Pero también es una ciudad que ha sufrido. En sus casi 200 años, ha enfrentado tornados, explosiones y temporales que la pusieron a prueba. Sin embargo, nada se compara con lo que ocurrió el 7 de marzo de 2025, cuando el agua lo cubrió todo. No solo Bahía Blanca sino también General Daniel Cerri e Ingeniero White.
Pero para dimensionar lo que esto significa, hay que ir más allá. No es solo Bahía la que sufre. Son sus habitantes, los que vienen a estudiar, los que trabajan, los que producen, los que buscan una oportunidad, los que llegan para sanarse, los que se divierten, los que encuentran en esta ciudad un lugar para crecer. Hoy, todos están afectados.
Bahía Blanca es más que Bahía Blanca. Son sus familias que han perdido sus seres queridos, es su campo, sus pueblos y ciudades vecinas. Son las provincias que dependen de su puerto, los países que comercian con su producción. Es un golpe que nos alcanza a todos.
¿Qué necesita Bahía Blanca?
Hoy, en medio de la emergencia, su gente se ayuda entre sí. Las localidades cercanas están presentes, las fuerzas municipales, provinciales y nacionales actúan. Pero se necesita más. Y vos, desde donde estés, también podés ayudar.
¿Y después?
Cuando el agua se retire, quedará el desastre. Será necesario evaluar el estado de comercios, industrias, hospitales, universidades, escuelas, consulados, teatros y hogares. Se necesitará un plan serio para reconstruir lo perdido.
- Créditos a tasa cero o muy baja para que los comerciantes, industriales y emprendedores puedan volver a ponerse de pie.
- Subsidios específicos para familias vulnerables, para que puedan recuperar lo básico: un techo seguro, electrodomésticos, elementos esenciales.
- Readecuación de impuestos. No solo prórrogas, sino reducciones y exenciones para los sectores más golpeados.
- Asignación de partidas presupuestarias concretas para la reconstrucción de la ciudad. En cuanto a la reparación de rutas, puentes, desagües, hospitales, escuelas y otras instituciones esenciales.
Un llamado a la acción
A los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, en todos sus niveles: trabajen por Bahía Blanca, por el país, por todos los que esta ciudad ha recibido y ayudado.
Redacten normativas, aprueben resoluciones, tomen decisiones. No basta con ver lo que pasó, cuenten la verdad sobre las víctimas, hay que sentirlo y actuar.
Porque esto no es solo una crisis. Esto es destrucción total.
Y Bahía necesita volver a levantarse.