Carlos Casares, un distrito del noroeste de la provincia de Buenos Aires, está atravesando una situación hídrica extremadamente crítica. Según su intendente, Daniel Staldnik, en los últimos 40 días se registraron precipitaciones que alcanzan los 800 mm, una cifra que ya superó el promedio anual de lluvia para la región. En declaraciones en ‘Despertate’, el programa líder de Cadena Nueve y Máxima 89.9, Daniel Staldnik explicó que la situación es alarmante y que el municipio se encuentra en riesgo de sufrir una nueva inundación, lo que rememora los desbordes históricos de 1973, 1987, 2001 y 2012.
En diálogo con su conductor Gustavo Tinetti, el intendente detalló que, en comparación con años anteriores, la cantidad de lluvia acumulada en tan poco tiempo es inédita para la región. “Carlos Casares, al igual que otros distritos cercanos como Nueve de Julio, ha registrado una cantidad de agua que no se había visto antes en períodos tan cortos”, sostuvo. El municipio lleva a cabo tareas de mantenimiento de canales y limpieza de desagües para mitigar el impacto, pero la magnitud de las lluvias está haciendo difícil el control de la situación.
El agua y el desafío de la infraestructura hídrica
El municipio ha invertido en la construcción de canales y en la mejora de su infraestructura hidráulica, pero, a pesar de los avances, el desborde de canales sigue siendo un riesgo constante. “Los canales están diseñados para regular el caudal y evitar desbordes, pero siempre existe la posibilidad de que se rompan los terraplenes o se erosionen debido a la cantidad de agua acumulada”, explicó el intendente.
Con el aumento de las precipitaciones, el sistema de drenaje, aunque robusto, comienza a mostrar sus limitaciones, especialmente en zonas bajas donde los canales y caminos suelen desbordar, afectando la vida rural y urbana. La situación se ha complicado aún más por la saturación de los suelos, lo que impide el drenaje natural del agua, generando inundaciones en los campos y afectando los caminos rurales.
“Es importante entender que estamos en una región árida que, por la intervención humana, ha creado sistemas de drenaje, pero la naturaleza siempre tiene la última palabra. No hay forma de predecir cómo se comportará el clima. Si bien hemos invertido mucho en obras de infraestructura, el desafío de la naturaleza es constante”, sostuvo Staldnik.
A largo plazo, el desafío de las viviendas y la energía
El municipio también está llevando a cabo importantes proyectos de infraestructura en vivienda y energía, con un foco claro en la sustentabilidad y la resiliencia ante los fenómenos climáticos. En materia de vivienda, Staldnik anunció la entrega de 36 viviendas más en el día de hoy, y destacó que el municipio sigue avanzando con la construcción de nuevos barrios en localidades periféricas. Este esfuerzo tiene como objetivo mitigar la creciente demanda habitacional en una región donde los suelos urbanos son escasos.
Además, la administración municipal está impulsando la instalación de paneles solares como medida para reducir los costos energéticos. “Nuestro primer objetivo es reducir el gasto en energía, sobre todo en el hospital municipal, donde invertimos grandes sumas cada mes. Vamos a implementar un proyecto piloto con energía solar en el hospital, lo que nos permitirá reducir el costo energético y garantizar una mayor autonomía en los servicios críticos”, destacó. Por luz, se gastan más de $9 millones y otro tanto para oxígeno lo que hará se construirá una planta para atender estas necesidades y reducir costos, lo que lleva hace un tiempo el municipio, que incluye el no nombramiento de personal.
La incertidumbre del clima y la necesidad de previsión
La charla también abordó el cambio climático, ya que, como señaló Staldnik, la cantidad de lluvias en la región ha aumentado significativamente desde 1973. En ese entonces, el promedio de precipitaciones en la zona era de 700 mm anuales, pero en las últimas décadas este promedio se ha incrementado hasta los 980 mm. A pesar de los esfuerzos por mitigar las inundaciones, el intendente recordó que la lucha contra el agua es, en gran medida, una lucha contra la naturaleza misma.
“A lo largo de mi carrera, he trabajado en la Dirección de Hidráulica y he sido testigo de cómo la naturaleza siempre nos gana. Las obras de infraestructura pueden mitigar los daños, pero no evitar completamente los efectos de las lluvias extremas”, expresó el intendente.
Staldnik también resaltó la importancia de la concientización en la comunidad sobre el manejo del agua, los terrenos y los residuos. Aunque las multas son una herramienta, el intendente recalcó que lo más efectivo es fomentar una cultura de responsabilidad social y ambiental entre los vecinos.
Proyecciones para el futuro
El panorama de la región es incierto. Si bien los datos históricos y los pronósticos del clima no ofrecen respuestas claras, Staldnik se mostró preocupado por la posibilidad de que la zona entre en un ciclo aún más húmedo. “No sabemos si este es el nuevo normal. Nadie puede prever cómo se comportará el clima en los próximos años. Estamos haciendo todo lo que podemos, pero debemos estar preparados para cualquier escenario”, concluyó el intendente.
La situación que atraviesa Carlos Casares es un claro reflejo de los desafíos que enfrentan muchas localidades del interior del país ante el cambio climático, la urbanización desmedida y la necesidad de adaptar las infraestructuras a un clima cada vez más impredecible. Las próximas semanas serán clave para determinar el impacto de las lluvias y la capacidad de las obras de infraestructura para mitigar las consecuencias de este fenómeno natural.