martes, marzo 4, 2025
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Día Mundial contra la Obesidad: “Cambiar los sistemas para vidas más saludables”

Se busca sensibilizar a la sociedad sobre los peligros que implica la obesidad y la importancia de adoptar hábitos de vida más saludables

El 4 de marzo se celebra el Día Mundial contra la Obesidad, una fecha que busca sensibilizar a la sociedad sobre los peligros que implica la obesidad y la importancia de adoptar hábitos de vida más saludables. Este día, instituido por la Federación Mundial de la Obesidad, tiene como objetivo hacer frente a una problemática que afecta a millones de personas en todo el mundo. La obesidad no solo es una cuestión estética, sino una enfermedad grave que aumenta el riesgo de padecer enfermedades crónicas y rojas.

A nivel mundial, la obesidad ha alcanzado niveles epidémicos, afectando tanto a adultos como a niños.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que desde 1975 la prevalencia de la obesidad se ha triplicado. En 2016, aproximadamente 1.900 millones de adultos en el mundo eran obesos, lo que representa un alarmante 39% de la población mundial adulta. Además, el sobrepeso y la obesidad también afectan a 340 millones de niños y adolescentes. Esta tendencia ha provocado una creciente preocupación en todo el mundo, ya que la obesidad es un factor de riesgo para una serie de enfermedades graves como diabetes tipo 2, hipertensión arterial, enfermedades cardiovasculares.

El Día Mundial contra la Obesidad no solo tiene como fin exponer las consecuencias de esta enfermedad, sino también promover la adopción de hábitos alimenticios más saludables y el fomento de la actividad física regular. En muchos países, los cambios en los estilos de vida, como el aumento de la comida ultraprocesada y el sedentarismo, son los principales factores que explican el aumento de los casos de obesidad. En las últimas décadas, la globalización de la comida rápida, combinada con la vida urbana sedentaria, ha provocado que cada vez más personas sufran de sobrepeso, independientemente de su nivel socioeconómico.

El lema de la campaña del Día Mundial contra la Obesidad de 2025, “Cambiar los sistemas para vidas más saludables” a los fines de la toma de conciencia teniendo presente que 800 millones de personas en todo el mundo viven con obesidad y se prevé que el número ascienda a 1,9 millones en 2035. Es decir, el doble en 10 años.

Recordemos que hace un años se señaló, “Hablemos de obesidad y…”, busca abrir un espacio para el diálogo global sobre este problema de salud. La Organización Panamericana de la Salud (OPS) destaca la importancia de llevar este tema a la conversación pública, tanto en las familias como en los lugares de trabajo y las escuelas, para encontrar soluciones colaborativas que aborden las causas y consecuencias de la obesidad.

Se trata de cuestionar los modelos de consumo, cuestionar las estrategias publicitarias de la industria alimentaria y promover una cultura de salud que fomente la prevención.

Hablar de obesidad es también romper los tabúes y estigmas que han rodeado a la enfermedad durante años. Aunque muchos ven a la obesidad como un problema de falta de voluntad o disciplina, la realidad es más compleja.

La obesidad es el resultado de una combinación de factores genéticos, metabólicos, ambientales, psicológicos y sociales. No es simplemente una cuestión de “comer demasiado”, sino también de cómo las políticas alimentarias, el entorno social y los hábitos cotidianos influyen en las decisiones de las personas.

La campaña de este año busca que se hable más de la obesidad desde una perspectiva comprensiva, sin culpar ni estigmatizar a quienes la padecen, sino ofreciendo apoyo y soluciones para mejorar la salud pública.

Para los expertos en salud, prevenir la obesidad es un reto complejo, pero no imposible. La clave está en la educación, tanto a nivel personal como colectivo. Mantener una dieta equilibrada, rica en frutas, verduras, proteínas magras y granos integrales, y evitar el consumo de alimentos ultraprocesados ​​y bebidas azucaradas, es fundamental para prevenir la obesidad. Igualmente, el ejercicio físico regular es esencial para mantener un peso saludable y prevenir la acumulación de grasa corporal.

El sedentarismo es uno de los mayores factores de riesgo para la obesidad, especialmente en un mundo cada vez más digitalizado. Las horas largas frente a una pantalla, ya sea por trabajo, estudios o entretenimiento, contribuyen a la falta de actividad física y favorecen la acumulación de grasa en el cuerpo, especialmente en el área abdominal. En este sentido, los expertos sugieren que incluso pequeñas incorporaciones de actividad física a lo largo del día, como, usar las escaleras o realizar estiramientos en la oficina, pueden tener un impacto significativo en la prevención de la obesidad.

La obesidad es también una cuestión de salud pública que afecta a los sistemas sanitarios. Las enfermedades relacionadas con la obesidad, como la diabetes tipo 2 y las enfermedades cardiovasculares, son de alta carga para los hospitales y servicios médicos en todo el mundo. Si bien muchos países están implementando políticas para combatir la obesidad, como impuestos a bebidas azucaradas, regulación de la publicidad de alimentos poco saludables y promoción de entornos urbanos más activos, la prevención debe ser una responsabilidad compartida. Los gobiernos, la industria alimentaria, los profesionales de la salud y los individuos deben trabajar juntos para frenar el avance de esta enfermedad.

En cuanto a los datos más alarmantes sobre la obesidad, uno de los aspectos que más llama la atención es que las mujeres son las más afectadas por esta condición a nivel global. Además, aunque la obesidad puede afectar a personas de todos los niveles socioeconómicos, los hábitos alimenticios y el estilo de vida moderno parecen ser los factores más determinantes en el aumento de esta enfermedad. Los países con altos índices de obesidad, como Estados Unidos, Egipto y México, tienen en común una alta disponibilidad de alimentos procesados ​​y bebidas azucaradas, así como una vida urbana caracterizada por la falta de actividad física.

El Día Mundial contra la Obesidad es una oportunidad para reflexionar sobre estos problemas y tomar acción.

Las personas pueden aprovechar esta jornada para realizar chequeos de salud, consultar con nutricionistas o simplemente comenzar a implementar cambios en su estilo de vida. Realizar una actividad física, ya sea caminar, correr o participar en algún evento deportivo, es una forma de celebrar el día y tomar el control de la propia salud.

Además, compartir en redes sociales recetas saludables, historias de superación o simplemente mensajes que inspiren a otros a adoptar hábitos saludables, puede ayudar a crear una comunidad global comprometida con la lucha contra la obesidad.

Es fundamental recordar que la prevención de la obesidad es posible, pero requiere de un esfuerzo colectivo.

Adoptar hábitos alimenticios más saludables, realizar ejercicio físico de manera regular y fomentar entornos que apoyen un vida activa, son pasos estilo importantes para frenar el avance de esta epidemia.

No obstante, para lograr cambios sustanciales, es necesario un cambio cultural en la forma en que percibimos la salud, la alimentación y el ejercicio. Solo trabajando juntos, como sociedad global, podremos enfrentar la obesidad y sus consecuencias, asegurando un futuro más saludable para las próximas generaciones.

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