La creación de la bandera de la Argentina se encuentra profundamente vinculada a la figura de Manuel Belgrano, uno de los principales protagonistas de la Revolución de Mayo y defensor de la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Aunque se reconoce a Belgrano como el creador de la bandera, el proceso de su concepción y adopción fue complejo y estuvo marcado por distintas interpretaciones y discusiones, que reflejaron las tensiones políticas de la época.
Orígenes de la Bandera
El 27 de febrero de 1812, Belgrano, entonces al mando del Ejército del Norte, ofició al gobierno sugiriendo la creación de una nueva bandera, inspirada en los colores de la escarapela que ya había sido oficializada previamente. Los colores blanco y celeste, elegidos originalmente por los reyes de la casa de Borbón en España como parte de la condecoración de la Orden de Carlos III, pasaron a ser símbolo de la independencia de las colonias americanas. La escarapela nacional, utilizada desde las Invasiones Inglesas, fue el punto de partida para que Belgrano pensara en una bandera que representaría a las provincias.
Sin embargo, la decisión de los colores y el diseño de la bandera no fue sencilla. El celeste y blanco, utilizados en la escarapela, fueron elegidos como los colores representativos de la nueva nación, pero la forma en que estos se presentarían en la bandera oficial variaba en función de las circunstancias. La primera bandera que Belgrano izó en Rosario, el 27 de febrero de 1812, era de diseño simple, probablemente con franjas horizontales, una celeste arriba y otra blanca abajo. Aunque el diseño de la bandera que usó Belgrano no es completamente claro, la escarapela blanca y celeste indicaba que debía ser un símbolo claro de la lucha p.
El Izado de la Bandera en Rosario
El 27 de febrero de 1812, Belgrano izó la bandera por primera vez en la batería de artillería llamada “Independencia”, situada en la isla del Espinillo, cerca de Rosario. En una solemne ceremonia, Belgrano pronunció un juramento a sus tropas, pidiéndoles que defendieran con honor la nueva bandera, como símbolo de la independencia y de la libertad de América del Sur. Se ha señalado que la bandera que Belgrano izó en Rosario fue confeccionada por una vecina de la ciudad, María Catalina Echevarría de Vidal, quien le otorgó vida a este símbolo patriótico.
El acto fue una manifestación de compromiso con la causa revolucionaria y un mensaje claro de que las Provincias Unidas del Río de la Plata no solo buscaban la autonomía frente al poder colonial español, sino que también deseaban formar una nación propia, con una identidad política y simbólica diferenciada. Sin embargo, a pesar del fervor patriótico, Belgrano no obtuvo la aprobación formal para el uso de esta bandera. En un contexto complejo de relaciones internacionales, el Triunvirato, el gobierno que regía en Buenos Aires, optó por no adoptar oficialmente la bandera celeste y blanca, lo que provocó tensiones internas dentro del movimiento revolucionario.
El Triunvirato y la Prohibición de la Bandera
El 3 de marzo de 1812, el Triunvirato, que temía la reacción de las potencias europeas, decidió prohibir el uso de la bandera celeste y blanca creada por Belgrano. Esta orden fue dada por razones de política internacional, ya que se consideraba que la bandera podía ser vista como un acto de independencia prematuro ante la situación política en Europa. Se instruyó a Belgrano a que retirara la bandera y en su lugar se usara la rojigualda, la bandera de España bajo la ocupación napoleónica, para no irritar a las potencias europeas.
Este conflicto entre el fervor revolucionario de Belgrano y las decisiones políticas del Triunvirato reflejaba la falta de consenso sobre el rumbo que debía seguir la Revolución de Mayo. Belgrano, sin embargo, continuó promoviendo la bandera celeste y blanca como símbolo de la independencia, incluso cuando la orden del gobierno intentó silenciarla. El 25 de mayo de 1812, durante la celebración del segundo aniversario de la Revolución de Mayo en San Salvador de Jujuy, Belgrano hizo jurar a sus tropas sobre la bandera que él consideraba la verdadera enseñanza nacional. Fue en este momento cuando Belgrano declaró solemnemente que la bandera celeste y blanca representaba la soberanía y la lucha por l.
La Adopción Oficial y el Sol de Mayo
Finalmente, la bandera celeste y blanca fue adoptada de manera oficial por el Congreso de Tucumán el 26 de julio de 1816, como símbolo de las Provincias Unidas del Río de la Plata. El Congreso, al proclamar la independencia de España, desarrolló las bases para la creación de una nación independiente. En esa ocasión, la bandera fue definida oficialmente con tres franjas horizontales: dos de color celeste en los extremos y una central de color blanco. Además, se añadió el Sol de Mayo, un símbolo que ya había sido utilizado en la escarapela nacional, como emblema del nuevo sol de la libertad qu
El 25 de febrero de 1818, el Sol de Mayo fue oficialmente incorporado a la bandera como un símbolo de la lucha por la libertad. Este sol radiante representaba la promesa de un futuro brillante para el país, libre del yugo colonial.
El legado de la bandera
La bandera celeste y blanca, que nació en la mente y el corazón de Manuel Belgrano, se convirtió en uno de los símbolos más importantes de la independencia de la Argentina. A lo largo de los años, la bandera ha representado no solo la lucha por la libertad, sino también los ideales de unidad, justicia y soberanía que forjaron la nación. Belgrano, al igual que otros patriotas de la Revolución, fue consciente de la importancia de la construcción de una identidad nacional y de la necesidad de un símbolo que uniera a las provincias.
La ceremonia de izado de la bandera en Rosario, los juramentos de las tropas, y los esfuerzos de Belgrano por hacer de la bandera un símbolo de la independencia que refleja el profundo compromiso de los patriotas con la causa de la libertad. A pesar de las dificultades y los obstáculos que enfrentó, Belgrano dejó un legado duradero al entregar al pueblo argentino un símbolo que perdura hasta el día de hoy. La bandera celeste y blanca sigue siendo el emblema de la República Argentina, recordando a todos los argentinos la lucha incansable por la independencia, la justa.