El año 2024 cerró con una inflación anual de 117,8%, según los datos difundidos por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). Este dato refleja una clara desaceleración respecto al 211,4% registrado en 2023, lo que marca un alivio para la economía argentina tras un período de alta inflación.
En diciembre, el índice de precios al consumidor (IPC) registró una suba de 2,7%, lo que representó un aumento con respecto al 2,4% registrado en noviembre. Sin embargo, esta variación es habitual en el último mes del año debido a la estacionalidad vinculada a las fiestas y al inicio de las vacaciones, que suelen generar un aumento en la demanda de bienes y servicios.
El descenso en la inflación anual fue considerablemente más bajo de lo previsto al inicio del año. Según el relevamiento de expectativas de mercado (REM) del Banco Central (BCRA), a comienzos de 2024 se estimaba que la inflación anual podría llegar al 213%, casi 100 puntos por encima de lo que finalmente ocurrió. Esta baja fue atribuida a una serie de medidas económicas implementadas por el Gobierno, entre ellas un ajuste fiscal más fuerte de lo esperado, que superó el 4% del Producto Bruto Interno (PBI). Esta estrategia permitió reducir la necesidad de emisión monetaria para financiar el gasto público, lo que ayudó a controlar la inflación.
El tipo de cambio, uno de los factores más influyentes en la inflación, también jugó un papel importante. A lo largo de 2024, el Gobierno mantuvo un ritmo mensual de devaluación del 2% para el tipo de cambio oficial, lo que contribuyó a evitar un atraso cambiario y reducir la presión sobre los precios de los bienes transables. Así, el tipo de cambio oficial subió solo un 24% durante el año, después de un ajuste de 118% en diciembre de 2023.
Otro factor clave en la desaceleración de la inflación fue la corrección de los precios relativos en sectores clave, como la energía y el transporte. En particular, los rubros de vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles experimentaron una variación de precios del 248,2%, muy por encima del índice general del 117,8%. Por otro lado, el rubro de prendas de vestir y calzado aumentó un 84,5%, y el sector de transporte registró un alza promedio de 137,8%, con variaciones aún mayores en el Gran Buenos Aires.
Desaceleración de los precios de los bienes transables
El control del tipo de cambio ayudó a que los rubros más vinculados al comercio exterior, como alimentos y bebidas no alcohólicas, registraran una desaceleración más pronunciada en su variación de precios. En 2024, este sector experimentó un aumento de 94,7%, mientras que el rubro de equipamiento y mantenimiento del hogar aumentó 85,7%.
El ministro de Economía, Luis Caputo, destacó que el IPC de diciembre, con una variación de 2,7%, fue el más bajo para un mes de diciembre desde 2018. En un comunicado, el Ministerio de Economía subrayó que este dato refleja una “promesa cumplida” y un plan económico sólido que está sentando las bases para un crecimiento económico sostenido en el futuro.
Caputo también mencionó que tanto la actividad económica como los ingresos reales de la población han experimentado una recuperación importante, lo que contribuyó al proceso de desinflación que vivió el país a lo largo de 2024.
Expectativas para 2025: optimismo moderado
Con la inflación de 2024 ya confirmada, las proyecciones para 2025 son más alentadoras, aunque los analistas advierten que persisten algunos desafíos. El Banco Central anunció que reducirá el ritmo de devaluación mensual del tipo de cambio, pasando del 2% al 1% a partir de febrero. Esta medida se alinea con las expectativas del mercado y se espera que ayude a continuar con el proceso de desinflación.
Para 2025, las expectativas del mercado son moderadamente optimistas, con un promedio de inflación proyectado por las consultoras económicas por debajo del 26%, un nivel que no se veía desde 2017. El Gobierno, por su parte, prevé una inflación aún más baja, en torno al 18% anual.
Desafíos persistentes: la inflación núcleo
A pesar de la desaceleración general, algunos analistas ponen el foco en el núcleo de inflación, que excluye los sectores más regulados, como las tarifas de servicios públicos, y los que tienen grandes variaciones estacionales, como frutas y verduras. En diciembre, la inflación núcleo fue del 3,2%, el mayor aumento desde septiembre, lo que refleja que los precios subyacentes siguen siendo elevados, particularmente en los servicios, cuyo incremento mensual se mantuvo por encima del 4%.
Los economistas señalan que, aunque los precios de alimentos como frutas y verduras cayeron en diciembre debido a la estacionalidad, los aumentos en productos como la carne, especialmente el asado, siguen presionando alza los costos de vida.
El economista Gabriel Caamaño, de la consultora Outlier, destacó que la deflación en los productos estacionales ayudó a mantener la inflación general por debajo de los 3%, pero que el comportamiento de los precios de los servicios y la inflación núcleo siguen siendo un desafío para La política económica en 2025.
En resumen, 2024 fue un año de fuerte desaceleración de la inflación, pero con retos pendientes en cuanto a la estabilidad de los precios subyacentes y los costos de servicios. Las expectativas para 2025 son positivas, aunque los analistas seguirán atentos a la evolución de los precios y las medidas que toma el Gobierno para mantener el proceso de desinflación.