jueves, enero 2, 2025
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A 20 años de Cromañón: la tragedia que marcó a toda una generación

En la discoteca República de Cromañón, ubicada en el barrio porteño de Once, 194 personas perdieron la vida y más de 1.400 resultaron heridas tras un incendio desatado por una bengala durante un recital de la banda de rock

El 30 de diciembre de 2004, una tragedia sin precedentes sacudió a la ciudad de Buenos Aires, cambiando para siempre la vida de miles de personas. En la discoteca República de Cromañón, ubicada en el barrio porteño de Once, 194 personas perdieron la vida y más de 1.400 resultaron heridas tras un incendio desatado por una bengala durante un recital de la banda de rock Callejeros. A dos décadas de esa masacre, el recuerdo sigue vivo en la memoria colectiva, evidenciando la corrupción, la desidia y la falta de control que permitieron que un evento tan trágico ocurriera.

El concierto en República de Cromañón

República de Cromañón era un boliche de renombre en la Ciudad de Buenos Aires, conocido por su capacidad para albergar grandes multitudes. En la noche del 30 de diciembre de 2004, el local se encontraba colmado con más de 4.500 personas, a pesar de que su capacidad máxima era de solo 1.031 personas. El evento estaba organizado para cerrar el año con un show de la banda Callejeros, quienes iban a presentar su último disco. El acuerdo estipulaba que los integrantes de la banda se quedarían con el 70% de la recaudación, mientras que los dueños del boliche recibirían el 30%.

A pesar de ser un lugar habilitado para espectáculos, las condiciones de seguridad eran precarias. La falta de medidas preventivas, la negligencia de los organizadores y la corrupción que imperaba en el lugar contribuyeron a la tragedia.

El inicio del horror

El incendio comenzó a menos de dos minutos de que la banda comenzara su show. Un fanático, durante la eufórica expectativa, prendió una bengala que encendió una media sombra, una tela de plástico inflamable que cubría el techo del boliche. El fuego se expandió rápidamente y, aunque el incendio se extinguió por sí mismo, el humo negro y denso cubrió todo el lugar, atrapando a los asistentes en una pesadilla. Las puertas de emergencia, bloqueadas por los organizadores, impidieron una evacuación ordenada, lo que provocó pánico y desesperación entre los presentes.

A pesar de los esfuerzos de los bomberos para abrir las puertas de emergencia, muchos de los asistentes ya habían quedado atrapados por la inhalación de monóxido de carbono y ácido de hidrógeno, los cuales fueron la causa principal de la mayoría de las muertes.

La magnitud de la tragedia

Las autoridades confirmaron que 194 personas murieron esa noche, en su mayoría debido a la inhalación de gases tóxicos. Más de 1.400 resultaron heridas, muchas de ellas con lesiones graves. La confusión reinó en la ciudad durante horas, ya que familiares y amigos de las víctimas se desesperaron por encontrar a sus seres queridos. La falta de información oficial y la incertidumbre provocaron un caos total en Buenos Aires.

Dentro de las víctimas mortales, se cuentan 17 personas que, años después, no pudieron superar el trauma de la tragedia y se suicidaron, evidenciando la enorme huella psicológica que dejó la masacre en quienes sobrevivieron.

La corrupción y la desidia

Uno de los aspectos más dolorosos de la tragedia fue la evidente falta de control y la corrupción en los niveles más altos. La investigación posterior demostró que el dueño del boliche, Omar Chabán, y otros responsables del local, recibieron coimas para habilitar el lugar a pesar de que no cumplía con las normativas de seguridad. Además, la Superintendencia de Bomberos, encargada de garantizar que los locales nocturnos cumplieran con los requisitos legales, también estuvo involucrada en un escándalo de sobornos.

En total, se llevaron a cabo múltiples juicios por el caso. En 2007, varios funcionarios fueron condenados por recibir coimas de los empresarios de Cromañón. En 2008, se inició el juicio oral para los principales responsables, entre ellos Omar Chabán, quien en ese momento era considerado el principal culpable de la tragedia. Sin embargo, los integrantes de Callejeros fueron absueltos en una primera instancia. Posteriormente, en 2011, la Cámara de Casación revocó las absoluciones y dictó un nuevo juicio, donde los miembros de la banda fueron considerados coorganizadores del recital y responsables de no haber tomado las precauciones necesarias.

En 2012, se celebró un tercer juicio en el que fueron sentados en el banquillo de los acusados el dueño del boliche, funcionarios públicos y directores de seguridad privada. Mientras tanto, el ex inspector del gobierno porteño Roberto Calderini fue condenado por haber recibido sobornos para permitir la habilitación del lugar.

La memoria de las víctimas

A 20 años de la tragedia, el dolor sigue presente en los sobrevivientes, familiares y amigos de las víctimas. Luciano Frangi, uno de los sobrevivientes, afirmó que para él, lo ocurrido fue como estar “en una cámara de gas”. El recuerdo de esa noche, la angustia de no saber si se saldría con vida, y el constante enfrentamiento con la impunidad y la desidia del Estado siguen siendo parte del sufrimiento de quienes vivieron esa pesadilla.

“La herida sigue abierta”, expresó Frangi, quien instó a que lo sucedido sirviera como una lección para las futuras generaciones, para que nunca más se repitieran hechos tan graves. “Hay que plantar semillas en las nuevas generaciones”, afirmó, buscando transformar el dolor en un llamado a la acción y la reflexión sobre la importancia de la seguridad en los lugares públicos.

Un cambio en la sociedad

La tragedia de Cromañón provocó un profundo cambio en la sociedad argentina. La presión social y la movilización de las víctimas y sus familias llevaron a la implementación de nuevas regulaciones en los locales nocturnos, con mayores controles y requisitos de seguridad. Sin embargo, el dolor de las familias y la conciencia de la corrupción que permitió esta masacre siguen siendo una deuda pendiente.

El 30 de diciembre de 2004, la vida de muchas personas cambió para siempre. 194 muertes, miles de heridos y un país entero marcado por la corrupción y la falta de responsabilidad. A 20 años de la tragedia, la memoria de los que se fueron sigue viva y exige justicia, reflexión y, sobre todo, que la historia no se repita.

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