En las últimas horas, se han dado a conocer los resultados de los controles de alcoholemia realizados durante las celebraciones de Navidad en la Ciudad de Buenos Aires, donde un preocupante 8% de los conductores resultaron positivos al alcohol. En total, se realizaron 8.726 pruebas, de las cuales 70 conductores excedieron el límite permitido de 0,5 g/l de alcohol en sangre.
Este cuadro se ha reflejado en otros puntos del país, donde los controles de alcoholemia fueron de dos cada 8 conductores que fueron arados para las muestras.
Lo más preocupante no solo es la cantidad de conductores alcoholizados en la capital, sino que en otras provincias, como la de Buenos Aires, las cifras son aún más alarmantes. Durante los controles realizados por la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV) en lugares clave como la Autopista Ricchieri y en la zona de Mar del Plata, más de un 20% de los conductores dieron positivo en alcoholemia. Esta cifra resulta aún más grave considerando que, en esas zonas, la normativa exige cero alcohol al volante.
Estos resultados dejan en evidencia una realidad preocupante: la falta de conciencia por parte de una parte significativa de los conductores sobre los peligros de manejar bajo los efectos del alcohol. Este tóxico depresor del sistema nervioso puede afectar gravemente las capacidades necesarias para una conducción segura, como la coordinación, la reacción y el juicio. Si bien los controles de alcoholemia obtenidos son positivos, es evidente que no son suficientes. Se necesita una mayor cantidad de operativos, que no solo se realizan durante fechas festivas, sino de manera constante durante todo el año, en distintos horarios del día, con especial énfasi.
El Problema de la Ineficiencia en las Sanciones
Sin embargo, no basta con realizar más controles. La efectividad de estos operativos depende de que las sanciones impuestas sean realmente cumplidas. Según información que ha trascendido, alrededor del 70-75% de los conductores sancionados no ha recibido una notificación fehaciente de su infracción y, en consecuencia, no ha cumplido con la sanción correspondiente. Este vacío en el sistema de sanciones permite que muchos infractores sigan conduciendo bajo los efectos del alcohol, poniendo en riesgo sus vidas y las de los demás.
Las estadísticas hacen un llamado a nada de alcohol al conducir, ni para las fiestas ni en ningún otro momento del año!
El compromiso de todos es indispensable para reducir la siniestralidad vial y garantizar la seguridad en las calles.
Por un año nuevo sin siniestros viales.