Luis Moro es un joven de Nueve de Julio que, hace 10 años, decidió dar un giro a su vida y emigrar a Italia, una historia que conecta su pasión por la aeronáutica, su fe cristiana y la búsqueda de nuevas oportunidades. Con el paso del tiempo, Luis se adaptó a una nueva cultura, consolidó su vida familiar y, hoy en día, es electricista en Rimini, una ciudad sobre el mar Adriático, trabajando en una de las principales fábricas de yates de lujo. ‘La ciudad es para Italia como Mar del Plata para nosotros’, destaca.
La relación de Luis comienza en 2008, cuando decidió viajar a Italia tras culminar sus estudios en Buenos Aires, donde se había formado como técnico aeronáutico. “Llegué con la idea de quedarme un mes, pero las circunstancias me llevaron a quedarme cinco años”, recuerda. En ese tiempo, su vida dio un giro espiritual tras un viaje a Asís, donde tuvo un encuentro significativo con la figura de San Francisco, lo que le marcó una segunda conversión que transformó su vida por completa.
Con el paso de los años, Luis comenzó a trabajar como electricista, mientras intentaba revalidar su título de técnico aeronáutico en Italia. No obstante, la burocracia le impidió completar el proceso y terminó adoptando una nueva carrera en el sector eléctrico, realizando instalaciones en barcos de lujo. Su habilidad y conocimiento le permitieron ascender rápidamente en el ámbito laboral.
“En Italia, la industria de los yates es muy importante, y empecé trabajando con cables para estos barcos. Hoy, soy responsable de cablear sistemas de centrales inteligentes que controlan todo desde la navegación hasta el confort de los pasajeros”, explica con entusiasmo. En su trabajo, Luis destaca la combinación de la tradición artesanal italiana con la alta tecnología de los sistemas eléctricos a bordo, un mundo que le resulta fascinante.
A lo largo de estos años, Luis ha logrado formar una familia. En 2012, cuando regresó a Argentina, conoció a Diletta, su actual esposa, originaria de Ancona, con quien comenzó una relación a distancia. Sin embargo, la distancia se volvió insostenible, y Luis decidió regresar a Italia para estar con ella. Actualmente, viven en Rimini con sus dos hijas, Paine, de 5 años y medio, quien habla perfectamente español, e Inés, de un año y medio.
“Hoy, a pesar de vivir lejos de mi ciudad natal, mis raíces están más presentes que nunca. La familia es un pilar fundamental en Italia, y la tradición de compartir momentos es algo que valoro profundamente”, cuenta Luis, mientras reflexiona sobre las similitudes culturales entre Argentina e Italia. “Nos sentimos como una mezcla de ambas culturas. La comida, la música y el fútbol nos unen, pero también tenemos un respeto por lo que somos”.
Luis también se toma un momento para recordar a sus ancestros, inmigrantes que llegaron a Argentina desde Italia y España, trayendo consigo su herencia cultural, gastronómica y su pasión por el trabajo. “Los argentinos somos muy trabajadores, y eso lo saben en Italia. Nos consideran como una ‘perla’ dentro de la sociedad italiana”, afirma, resaltando la imagen positiva que los argentinos tienen en el extranjero, ya que laboralmente se cumple con creces.
Este año, Luis regreso a su natal Nueve de julio para pasar las fiestas con su familia, algo que no hacía desde hace años. Aprovechando una posibilidad viajó con toda la familia para reunirse con sus seres queridos y compartir esos momentos tan especiales, algo que para él es invaluable. “Lo que más valoro es el reencuentro con mi familia. Mis hijas están muy felices de estar con sus abuelos, y eso me llena de alegría”, concluye.
Luis Moro es un claro ejemplo de cómo las raíces de Nueve de Julio, unidas al esfuerzo, la fe y el trabajo constante, pueden llevar a un joven a emprender una nueva vida en el otro lado del mundo, sin olvidar nunca de dónde viene.