Un insólito incidente se vivió este jueves en la Cámara de Diputados de Argentina y puso de relieve las tensiones históricas entre Argentina y el Reino Unido.
La diputada Agustina Propato, del bloque del Frente de Todos, se encontró en el centro de la controversia cuando la embajadora británica le solicitó que se quitara una remera que decía “Las Malvinas son Argentinas” para una foto oficial durante la constitución de un grupo parlamentario bilateral.
Propato, aludiendo a la importancia de la causa de Malvinas y en homenaje a los caídos y veteranos de la guerra, se negó rotundamente a la solicitud. En su cuenta de X, la diputada relató lo ocurrido, enfatizando que su decisión fue un acto de reivindicación nacional: “Esta es la remera que no me pienso sacar… en honor a nuestros caídos, héroes y veteranos de Malvinas”.
La respuesta de la diputada no solo resonó en el Congreso, sino que rápidamente se volvió viral en las redes sociales, provocando una ola de reacciones entre la población y los políticos.
En el momento del hecho, algunos diputados, como Martín Tetaz y Margarita Stolbizer, expresaron su apoyo a la embajadora, lo que subraya las divisiones en la postura argentina sobre cómo abordar las relaciones diplomáticas con el Reino Unido.
Este episodio, más allá de ser un simple desacuerdo protocolar, toca fibras sensibles en la sociedad argentina, donde la cuestión de la soberanía de las Islas Malvinas sigue siendo un tema de intenso debate y sentimiento nacional.
La negativa de Propato refleja un compromiso con la memoria histórica de la guerra de Malvinas, un conflicto que dejó profundas huellas en la identidad nacional argentina.
El incidente ha abierto un nuevo capítulo en las relaciones diplomáticas entre ambos países, planteando interrogantes sobre cómo se pueden gestionar las diferencias históricas en el contexto de un diálogo constructivo. La situación no solo destaca la importancia de la soberanía territorial para Argentina, sino que también sugiere que, a pesar de los intentos de acercamiento, las heridas del pasado siguen presentes en las interacciones contemporáneas.
Agencia MTR