sábado, septiembre 7, 2024
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La Toma de la Bastilla se sigue recordando por la importancia de la rendición de cuentas de los gobernantes al pueblo

A 235 años de aquel suceso del 14 de julio de 1789 en Francia, gravitó en todo el mundo y en América en particular se impulsó que la soberanía radica en el pueblo y no en el Derecho Divino

La Revolución Francesa, que comenzó en 1789, marcó el fin del Antiguo Régimen y el inicio de la época moderna en Europa. El conflicto estalló bajo el reinado de Luis XVI, un monarca que creía gobernar por derecho divino y que no rendía cuentas a nadie, mucho menos al pueblo. Sin embargo, su carácter afable y conformista lo hacía susceptible a las influencias de sus consejeros y su esposa, María Antonieta.

Los Estados Generales y el Malestar Social

En 1788, se convocaron los Estados Generales para enfrentar la crisis financiera que aquejaba al país. Los representantes del clero, la nobleza y el pueblo llano se reunieron para discutir posibles soluciones. El pueblo comenzó a exigir que los votos fueran individuales en lugar de por estamentos, una demanda que Luis XVI no tomó en serio inicialmente.

La Toma de la Bastilla

El 14 de julio de 1789, una multitud encolerizada asaltó la Bastilla, una fortaleza real convertida en prisión. Este evento, considerado el inicio de la Revolución Francesa, sorprendió al rey, quien preguntó: “¿Es una revuelta?” A lo que uno de sus ministros respondió: “No, Sire, es una revolución”.

Jacques Necker: El Detonante Inesperado

Jacques Necker, un banquero y estadista suizo, fue una figura clave en los eventos que llevaron a la Revolución. A pesar de ser protestante y de origen plebeyo, Necker llegó a ser ministro de finanzas, ganando popularidad por su transparencia. Su destitución el 11 de julio de 1789 provocó una reacción violenta entre las clases populares, y su regreso breve en 1788 no logró calmar las tensiones. Finalmente, Necker se exilió en Ginebra tras oponerse a las medidas radicales de los jacobinos.

El Asalto a la Bastilla y sus Consecuencias

La destitución de Necker llevó a manifestaciones masivas en París, que culminaron en la toma de la Bastilla. Este evento no solo simbolizó la caída del poder absoluto del rey, sino que también marcó el inicio de una serie de cambios profundos en la sociedad francesa. La Revolución desmanteló la monarquía y los privilegios de la nobleza y el clero, y estableció una economía basada en la ley de la oferta y la demanda.

Impacto y Legado de la Revolución

La Revolución Francesa inspiró movimientos similares en Europa y América. En Francia, la Revolución llevó a la promulgación de la primera constitución en 1791, que garantizaba derechos universales. Sin embargo, no todas las reformas fueron inclusivas; las mujeres, por ejemplo, no obtuvieron el derecho al voto.

Napoleón y la Continuación del Espíritu Revolucionario

La inestabilidad política continuó hasta que Napoleón Bonaparte dio un golpe de Estado en 1799, estableciendo un nuevo régimen. Aunque se proclamó emperador en 1804, su caída en 1815 no extinguió el espíritu revolucionario. Las revoluciones de 1830 y 1848 en Europa fueron testimonio del perdurable impacto de la Revolución Francesa, que dejó un legado de derechos humanos, igualdad y justicia social.

Conclusión

La Revolución Francesa fue un hito que transformó radicalmente la estructura social y política de Francia y dejó una huella indeleble en la historia mundial. Su legado perdura en los principios de libertad, igualdad y fraternidad que continúan inspirando movimientos por la justicia y la democracia en todo el mundo.

 

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