Este año se conmemora el 88º aniversario de uno de los mayores íconos de la Ciudad de Buenos Aires: el Obelisco. Como parte de las celebraciones, se ha realizado una puesta en valor que incluyó trabajos de hidrolavado y pintura, devolviendo al monumento su esplendor original.
Historia y construcción
El Obelisco, que se ha convertido en el punto de reunión por excelencia para actos y festejos en la ciudad, fue construido en 1936 para celebrar el cuarto centenario de la primera fundación de Buenos Aires por Pedro de Mendoza. Este monumento se erige en el cruce de las avenidas Corrientes y 9 de Julio, en la Plaza de la República, y es obra del arquitecto Alberto Prebisch, uno de los principales exponentes del modernismo argentino. La empresa alemana GEOPE llevó a cabo la construcción, que comenzó el 20 de marzo de 1936 y concluyó en tan solo dos meses, con una ceremonia inaugural el 23 de mayo de ese mismo año.
Controversias y cambios
La decisión de construir el Obelisco no estuvo exenta de polémica. En su lugar se encontraba el templo parroquial San Nicolás de Bari, un monumento histórico donde se bautizaron figuras importantes como Mariano Moreno y Manuel Dorrego, y donde flameó por primera vez la bandera argentina el 23 de agosto de 1812. La Municipalidad ganó un juicio contra la Curia para su demolición, y el último servicio religioso en San Nicolás de Bari se realizó el 16 de agosto de 1931. El nuevo templo fue inaugurado en 1935 en su actual ubicación en la avenida Santa Fe al 1300.
Datos técnicos y simbología
El Obelisco porteño mide 67,5 metros de altura, con una base de 6,8 metros por lado. Posee una única puerta y una escalera de 206 escalones con siete descansos que lleva a un mirador con cuatro ventanas. Este monumento, que recuerda no solo el cuarto centenario de la fundación de Buenos Aires, sino también otros hitos importantes como la proclamación de la ciudad como Capital Federal, es considerado el mayor emblema de Buenos Aires, similar a la Torre Eiffel en París o la Estatua de la Libertad en Nueva York.
Inauguración y recepción pública
La inauguración del Obelisco en 1936 fue un evento grandioso, con la participación del primer magistrado de la Nación, Agustín Pedro Justo y la Banda Municipal interpretando el Himno Nacional. Sin embargo, el monumento enfrentó detractores que criticaron su construcción sin debate en el Concejo Deliberante y su estética. En 1938, un desprendimiento de mampostería reavivó las críticas, y en 1939, los ediles porteños votaron por su demolición, argumentando razones de seguridad y económicas. La intervención del presidente Roberto Marcelino Ortiz y el intendente Arturo Goyeneche, quienes costearon las reparaciones, salvó al Obelisco de ser demolido.
El legado del Obelisco
Hoy, el Obelisco no solo es un símbolo de Buenos Aires, sino también un testimonio de su historia y evolución. Representa cuatro acontecimientos fundamentales: el cuarto centenario de la fundación de la ciudad por Pedro de Mendoza, el lugar donde se izó por primera vez la bandera argentina, la proclamación de Buenos Aires como la Capital Federal, y la segunda fundación de la ciudad por Juan de Garay.
Festejos del aniversario
Los festejos de este año por el 88º aniversario del Obelisco se llevarán a cabo en la Plaza de la República, donde se reunirán ciudadanos y turistas para celebrar. Al igual que en su inauguración, se espera que las actividades incluyan música, discursos y una reflexión sobre la importancia de este monumento en la identidad porteña.