viernes, noviembre 22, 2024
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El ventarrón que puso al desnudo comportamientos de nuevejulienses

Solidaridad y predisposición a ayudar picó en punto y sigue lejos en la cooperación. La lluvia limpió caras sacando caretas

El pasado martes 19 de marzo, vientos huracanados, con lluvia torrencial y caída de granizo en un período corto, pero que parecía una eternidad para los afectados, provocó daños, materiales y emocionales que se exteriorizaban en llantos de impotencia por no comprender en lo inmediato lo que ocurría, a las víctimas y curiosidad al resto de la población para saber si algún familiar, amigo o allegado estaba bien.

A medida que pasaban los minutos la población se iba interiorizando de lo ocurrido y los medios nacionales se hacían eco ya que rápidamente surgieron las primeras informaciones describiendo lo impensado, en global, ante la carencia de precisiones.

A esa hora, cerca de las 14.10, la Jefa Comunal estaba en su despacho en la Municipalidad de Nueve de Julio. Trabajaba en solitario y ya no había colaboradores. En principio era un fuerte viento con agua y granizo que pasó rápido, pensó la mandataria. La intuición femenina llevó a María José Gentile a preguntar en Defensa Civil y Bomberos cuales eran las primeras informaciones que se tenían. Un escueto mensaje ‘hay muchas voladuras de techos y estamos organizando las salidas’, fue la respuesta del cuartel de Voluntarios. Ante ello, pidió que la acompañaran y partió para el ex-matadero.

La recibió el dolor, la congoja y los llantos de quienes contaban con angustia lo vivido. Mientras arribaba veía chapas esparcidas por Avda. Compairé. La médica, abrazó y fue dando tranquilidad a los afectados. Afloró la contención desde lo profesional con la promesa que se ponía al frente para trabajar en las soluciones, como intendente. La confesión de una mamá de la conducta de la Jefa de Estado Municipal, conmueve. Les daba serenidad con sencillez y convicción.

Ahí empezó el trabajo oficial que ya está a la vista. El Comité de Crisis se reunió con celeridad y aguardando las órdenes de la máxima autoridad, que estaba más como Jefa de familia tomando las decisiones que entendía eran las más adecuadas para dar soluciones inmediatas, que como intendente.

En tanto, con el correr de las horas, ese viento dañino, fue poniendo al desnudo, las conductas de una sociedad que no salía de su asombro. Y esa sorpresa comenzaba a verse en los medios nacionales con títulos conmovedores, que se hacía eco de las primeras informaciones de la prensa local y redes sociales o grupos de WhatsApp.

Las instituciones comenzaron a poner lo suyo a disposición de lo que sea necesario para asistir a las víctimas del siniestro.

En pocas horas, el operativo ayuda y solidaridad estaba en marcha. Las familias más afectadas tenían resguardo y se les procuró cobijo. La Sociedad Rural, en una muestra más de empatía – ya lo había hecho en pandemia – abrió sus puertas para el socorro. La flamante secretaria de Desarrollo Comunitario con lágrimas en sus ojos ordenaba las tareas. La sensibilidad superaba la mente fría para coordinar un equipo rumbo a decisiones firmes en catástrofe.

Los bomberos, haciendo lo suyo, socorrían a las familias con viviendas muy dañadas y sin techo; y Defensa Civil, relevando la zona para analizar decisiones.

Y en el primer día, como un espejo que muestra lo que se ve, llegó personal de Defensa Civil de la provincia de Buenos Aires. El Jefe del operativo se interiorizó de lo que se hacía y la primera respuesta, sin saber que un periodista escuchaba, fue ‘tengo que decirles que estoy sorprendido por la organización y decisión con la que enfocaron la situación y contó que ante hechos similares en los distritos y dio varios nombres (que no se reproducirán), llegamos en auxilio y las autoridades no estaban disponibles con municipalidades cerradas. Daba a entender que había organización y decisión para atender contingencias inesperadas, como la presente y lo había sorprendido, para bien.

Anécdota de por medio, las redes sociales se inundaron de solidaridad, afecto, ganas de ayudar, cooperar y personas movilizadas hacia el ex-matadero, para arrimar el hombro, llegaban de manera constante.

Se demostró que no todo pasa por el dinero. Muchos de los concurrentes al barrio lo hacían en solidaridad, contención, acompañamiento, señalando a los desesperados  que no estaban solos y tendían un puente de cooperación.  Eso era lo primordial y se hizo.

Y la Municipalidad con sus recursos, los que se tienen, al frente de las circunstancias y sin pudor institucional, pidiendo ayuda a quien la pueda brindar, esté donde esté. También el viento le puso al desnudo algunas carencias, las que lejos de entorpecer, le dieron envión para salir en soluciones.

En todo este despliegue, desde el Hospital Interzonal Julio de Vedia, dos ambulancias y personal de salud, fueron a la zona siniestrada para poner a disposición atención, incluidos psicólogas, medicamentos y soluciones ante tratamientos que requerían remedios con cadena de frío interrumpida, entre otras asistencias.

Cáritas con su experiencia y aportando lo suyo, a pedido del Obispo, desde el primer momento.

La solidaridad de la población con donativos de alimentos, colchones y ropa y lo que podía o consideraba importante, junto a los comercios, dando la mercadería solicitada sin cortapisas y poniendo personal y vehículos para los traslados, mientras llegaba la ayuda de provincia.

Es decir, esta pincelada que mostró los rostros que desempolvó el viento fuerte, ha puesto a los nuevejulienses en un clima de ayuda o cooperación con decisión y trabajo solidario, como pocas veces se ha visto.

Que estas primeras acciones no concluyan con los días de sol, por pensar que todo ha finalizado.

La reconstrucción está en marcha y no hay que bajar los brazos hasta su fin.

De lograrse, permitirá a Nueve de Julio a direccionarse a desafíos importantes, sin catástrofe de por medio, para hacer un distrito de pujanza y crecimiento.

Superar esta crisis será la rampa de lanzamiento a caminos de prosperidad y ello será del compromiso de todos.

El viento sopló fuerte, derribó caretas y puso al desnudo los rostros en su integridad y con crudeza: solidaridad en acción, incluido el silencio de los especuladores.

Para Cadena Nueve, Ramiro Parra

 

 

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