Los científicos confirmaron que el 2023 fué el año más caluroso jamás registrado, y el pronóstico es que este año 2024 puede que se supere en 1,5 °C la temperatura media anual respecto de los niveles preindustriales.
Cada 28 de enero se celebra el Día Mundial de la Acción Frente al Calentamiento Terrestre, también llamado Día Mundial por la Reducción de las Emisiones de dióxido de carbono o CO2.
La temperatura media del aire en superficie alcanzó los 14,98 ºC el año pasado, superando en 0,17 ºC la de 2016, que ostentaba hasta ahora el récord de año más cálido.
El Servicio de Cambio Climático de Copernicus (C3S), produjo el informe que el 2023 fué el año más caluroso a nivel global, según diferentes parámetros a medirse en 1850.
La actividad humana; deforestación, sobreexplotación de los suelos, emisión excesiva de dióxido de carbono (CO2); ha hecho que la temperatura de toda la superficie de la tierra haya ido en aumento desde la era industrial.
En los próximos 10 años, se prevé que las temperaturas de la superficie sigan aumentando en respuesta a las continuas emisiones de gases de efecto invernadero. La tierra es un inmenso invernáculo, el CO2 en la atmósfera hace que parte del calor que proviene de los rayos solares quede atrapado dentro de la atmósfera, creando entonces el ambiente necesario para que se desarrolle la vida. Otra parte sale el espacio exterior. El aumento de la concentración de este y otros gases que el hombre emite en su actividad industrial, impide que escape calor al espacio exterior, aumentando así la temperatura dentro de la atmósfera. Por esto se denominan gases de efecto invernadero.
En Junio de 1993 analizamos los dichos de la ECO ’92, realizada en Río con la presencia de Jacques Yves Costeau (Biológo y científico marino que surco e investigo los mares y la vida subacuática) y se escribía :
“Las voces de alarma se suceden: científicos, ecologistas, religiosos, hombres y mujeres de todo el mundo denuncian día a día los signos de un proceso sistemático de explotación irracional de los recursos naturales, de contaminación creciente del medio ambiente, y de un modo de producción que va agotando los recursos fósiles y naturales, generando desechos tóxicos a niveles incompatibles con el medio ambiente apto para el desarrollo humano y de la vida en la tierra”.
Los Estados Unidos, se expresaba en ese momento, “tienen el 5% de la población mundial. Usa el 25% de la energía mundial. Emite el 22% de todo el CO2 producido y cuenta con el 25% del Producto Global Mundial.
La India tiene el 16% d la población mundial, usa el 3% de la energía mundial y emite el 3% de todo el CO2 producido y cuenta con el 1% del Producto Global mundial”.
Hace ya de esto tres décadas, en el que si bien hay variaciones en la temperatura global, siempre fue poco a poco en aumento. A 30 años del ECO ’92 ya somos 8.000 millones de habitantes del planeta. En 1990 éramos 6.000 millones.
Todos los meses, por lo menos 10 barcos cargueros arrojan residuos tóxicos en forma ilegal en el Océano Indico o en el Atlántico Sur. Anualmente se tiran 20.000 millones de toneladas de desechos al mar. El 90% permanece estancado cerca de las costas.
La ingeniería química ha elaborado unas 70.000 sustancias compuestas nuevas a razón de 1.000 por año cuyos efectos acumulativos en la Tierra todavía se desconocen.
Desaparecieron 11 millones de hectáreas de árboles que capturan el CO2, y que además producen oxígeno, en la zona tropical. Los pesticidas y fertilizantes químicos dañan severamente los suelos de uso agrícola, cursos de agua y napas freáticas. La intensificación del uso irracional de los recursos naturales, han agudizado el cambio climático.
Maurice Strong quien fuera el presiente de la Cumbre sobre la Tierra en Eco’92 dijo: “Sin modificar los patrones que guiaron el desarrollo de los últimos años, el planeta está frente a un callejón sin salida. Los gobiernos, verdaderos responsables de ejecutar los cambios a los que el mundo se comprometió en Río, no han cumplido con el espíritu de la Eco’92”.