Las Fiestas Populares, son parte de la vida en sociedad desde tiempos muy remotos. Las personas se reúnen a celebrar lo que es importante o les da alegría. Siempre tuvieron por objetivo que, como su nombre lo indica, sean abiertas a todos los sectores sociales. En España, le dicen ‘nos desmadramos’ ante toda una semana de trabajo duro y entonces, viene el relax con un momento de diversión. Se ingresa sin cargo.
Con ese espíritu y naturaleza de acercar a los vecinos de una propia localidad y de una región, nacieron esos encuentros en el distrito de Nueve de Julio de tal manera que haya un encuentro popular. Fueron impulsados por el Municipio para darle el sello de apertura.
Al ser abiertas e impulsadas por lo gubernamental, deben mantener ese espíritu cuasi lúdico y son una muestra característica de la cultura y por ende de la identidad cultural e idiosincrasia de un pueblo.
Tradicionalmente, en sus raíces si bien una comisión era la encargada de promoverlas, impulsarlas y darles difusión, siempre se trató de mostrar a lo institucional que caracterizan a las localidades, con desfiles incluidos, y algunas de ellas conservan esta tradición.
Cuando se desnaturaliza ese objetivo, por iniciativas privadas mercantilistas, se rompe esa idiosincrasia y se mira más un interés individual o de pocos y no uno colectivo o comunitario.
Que so pretexto de Fiesta Popular se disfrace un divertimento de fin de semana particular y querer presentarlo como oficial, es un engaño que no debe ser aceptado por el bien de todas las Fiestas Populares.
En su amplia mayoría, cuyos organizadores preservan su naturaleza, el encanto de permitir que las familias participen y disfruten, debe resguardarse.
Por el contrario, usando un sello apropiado en ‘beneficio de pocos’ y en perjuicio de muchos, con la excusa de una crisis, como la vigente y máxime cuando se convoca con aval oficial, no debe ser permitido por los pueblos. Los principios culturales deben ser superiores a los monetarios.
Lo serio, que se puede convertir en grave, está dado en que se cobren entradas ‘impopulares’ cuando los esfuerzos deben ser compartidos y máxime que es el estado municipal el avalante desde una comisión directiva que se presume ‘sin fines de lucro’, y el negocio es de un tercero iluminado que asegura beneficios que son inciertos para el objeto altruista.
Que los dirigentes de las instituciones como sociedades de fomento, tengan presente que cuando deciden comprometerse en el interés de muchos, no dejen de tener bien claro que encaminar cualquier acción con la intención de un determinado fin debe ser con espíritu altruista mirando los objetivos institucionales a los cuales representan, orientando fines colectivos en el interés de las familias, o no lo comercial, en utilidad de pocos.
Ser dirigente, es decir tomar las decisiones acerca del rumbo de la institución que representa para que sea próspera y logre los resultados esperados e incluso los supere, no significa dejar de lado a muchas familias a las cuales se las seduce o convoca a colaborar, con engaño, cuando en la realidad el negocio es de unos pocos o poquísimos.
Que el dinero no desnaturalice su esencia y objetivos, sino las Fiestas Populares se convertirán en ‘privadas’ con fachada de bien común.
La primera del distrito de Nueve de Julio, desnaturaliza el objetivo que le dió razón de ser, y que el Municipio revise ser su aval. De Popular a Comercial-Privada.