El 20 de febrero se celebra el Día Mundial de la Justicia Social, con la finalidad de concienciar a la población y de impulsar acciones orientadas a que exista mayor justicia social.
Se pretende sobretodo erradicar la pobreza y promover el empleo pleno y el trabajo decente; la igualdad entre los sexos, el acceso al bienestar social y la justicia social para todos.
Este día mundial fue proclamado el 26 de noviembre de 2007, por la Asamblea General de las Naciones Unidas. A tal efecto, se seleccionó como fecha de celebración de esta efeméride el día 20 de febrero de cada año.
Para la Organización de las Naciones Unidas, la búsqueda de la justicia social universal representa el núcleo de su misión.
En un mundo en el que la economía afecta directamente a los sistemas ecológicos de subsistencia, hay que trabajar para que la justicia social sea una realidad. El crecimiento económico no tiene sentido si no redunda en el bienestar real y sostenible.
El concepto de Justicia Social se basa en la defensa de la igualdad de oportunidades, lucha contra la discriminación y defensa de los derechos de todas las personas. Trasciende el concepto tradicional de justicia legal.
Todas las personas debemos tener acceso al disfrute de los derechos humanos fundamentales: el derecho a la identidad, a la supervivencia, a la expresión con libertad, a la educación, entre otros derechos, así como a ser tratados con respeto y dignidad.
La Justicia Social promueve los derechos y las obligaciones de las personas que forman parte del colectivo social de manera igualitaria, justa y equilibrada.
En la celebración de este día mundial se selecciona anualmente un tema central.
Para el año vigente el lema es “Superar barreras y desbloquear oportunidades para la justicia social”.
La celebración de este 2023 sirve para fomentar el diálogo con los Estados miembros, la juventud, los interlocutores sociales, la sociedad civil, las organizaciones de las Naciones Unidas y otras partes interesadas sobre las medidas necesarias para fortalecer el contrato social que se ha visto fracturado por el aumento de las desigualdades, los conflictos y el debilitamiento de las instituciones destinadas a proteger los derechos de los trabajadores.
A pesar de estas múltiples crisis, hay muchas posibilidades para construir una coalición en favor de la justicia social y desencadenar mayores inversiones en empleos dignos, con especial atención a la economía verde, digital y del cuidado, y a los jóvenes.
En el proceso de recuperación del mercado laboral resulta pertinente extender una invitación a las naciones a elaborar y aplicar políticas que garanticen la protección de las comunidades y grupos de trabajadores vulnerables del sector informal: autónomos, temporales, inmigrantes y trabajadores poco cualificados.
Con ello se contribuye a proporcionarles protección y seguridad social, logrando justicia social.
La justicia social hace que las sociedades y las economías funcionen mejor y reduce la pobreza, las desigualdades y las tensiones sociales. Desempeña un papel importante en la consecución de vías de desarrollo socioeconómico más inclusivas y sostenibles y es clave para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, especialmente cuando estamos lejos de alcanzar tales objetivos.
Ahora es más importante que nunca que el sistema multilateral se una en torno a un conjunto de valores y objetivos comunes y determine los medios para responder a las aspiraciones y necesidades de los pueblos. Así pues, la justicia social tiene que convertirse en una de las piedras angulares del multilateralismo renovado que se necesita; un objetivo aglutinador, pero también un instrumento significativo para un sistema multilateral más eficaz, que garantice la coherencia en toda una serie de ámbitos políticos.