Y si, acá estoy en las enormes escaleras de esta Universidad
¿Qué hago tan lejos de mi hermoso pueblo?
Estoy paralizada en esta marea de gente, tanta gente.
No sé a dónde ir. ¿Dónde tendré que ir?¡ hay tantas aulas! ¡Tantos pasillos!
¿Qué hago acá?
¿Cómo puedo pensar que seré capaz?
Seguro toda esta gente, sabe más que yo
¡Qué marea de gente!, pero no tan grande como la desconfianza que está en mi.
Y en ese momento, siento una mano que se apoya en mi hombro,
alguien me mira, y dice: yo soy de acá, ¿vos?.
(un estudiante en un febrero caluroso de una ciudad universitaria)
En esta nota de este miércoles voy a apartarme de lo impositivo y económico para acercarme a vos, a ese estudiante que egreso el año pasado del secundario, para compartir algunas experiencias.
Todo lo que sentí cuando empecé a estudiar, mudarme a otra ciudad, y el desarraigo de dejar mi lugar, mi familia.
Tenía ideas, pensamientos erróneos en ese momento y cuando escucho hoy a los jóvenes hablar, siento lo mismo en sus palabras, por eso me tome este recreo para contarte algunas cosas.
- Elección de la carrera: no elijas por lo que te dicen, por mandatos familiares, porque eso nunca resulta. Sino aquello en lo que sentís pasión, en lo que te ves haciendo y no lo sentís como un trabajo.
- Saber que es un camino largo que se empieza, y que vas a tener buenos momentos y de los otros también.
- La carrera o curso al principio no resulta atractiva, es así porque hay materias generales, muchas personas dejan ya que les parece que la carrera es así, es eso. Lo que estudiamos al principio, no es como vas a trabajar, eso recién lo verás en los últimos años de la carrera.
- Huir de los comentarios negativos: “vos vas a estudiar, si te fue re mal en el secundario”
“venís de una familia donde nadie estudio, se te va a hacer difícil, porque no tenés hábitos de estudio”
- Tenés que enfocarte en que vos estás iniciando este camino, y sos la persona que tiene que pasarlo, aunque te equivoques. ¿Dónde está escrito que no te podés equivocar?, o salir mal en un examen.
- Descansar, dormir, caminar, divertirte. No podés pasar 24 horas del día estudiando, tenés una vida y el estudio es solo una parte.
- Lo más importante es apoyarte en tu familia, y en los seres queridos, ellos siempre serán tu nido, refugiarte en sus palabras, en sus consejos, cuando te sientas cansado.
- Preguntar a alguien que esté trabajando de lo que vas a estudiar, conocer los pros y los contras de la futura profesión u oficio.
- Charlar con estudiantes más avanzados de la carrera, apoyarte en ellos, ya que pasaron tus dudas y experiencias, que seguramente son las mismas que ahora tenés.
- Estudiar en grupo, la visión de otros puede ser distinta y enriquecedora. A veces tendemos a pensar que hacemos todo mejor de manera individual, o más rápido, pero puedo asegurarte que no es así.
- Habrá clases en las cuales parece que estás en otro país, que hablan otro idioma, eso puede pasar porque tus conocimientos están muy alejados de los nuevos contenidos, es una sensación horrible. Cuidado, a no darse por vencido. Eso que sentís va a pasar. Podes hablar con el profesor y buscar libros más básicos, para alcanzar el nivel de los demás y entender las clases.
- Hacer deporte. Siempre pensaba que esa hora que salía a caminar, o andar en bici o bailar zumba, me restaba tiempo de estudio y no es así. Tu mente y tu cuerpo necesitan oxigenarse, descontracturarse.
La vida de un estudiante es compleja, pasamos a ser personas locas, cuando entramos en esa vorágine de exámenes, uno tras otro, y pocas personas de las que están a nuestro lado pueden entendernos. Contestamos mal. Solo el que lo ha pasado lo puede entender. Y es acá donde si tenés herramientas y acompañamiento haces la diferencia entre seguir y abandonar.
El primer examen
“No doy más”, “ya no quiero leer más”, “no entiendo nada, tengo la cabeza quemada”: estas son las frases que escuchamos de la mayoría de los estudiantes.
Nervios, angustia y cansancio es lo que manifiestan.
El primer problema que se plantea es tener que estudiar en casa, o en algún lugar que hay varias personas, esto lleva a padecer interrupciones frecuentemente. Para esta situación se aconseja buscar un ambiente agradable, permitirse cerrar la puerta, estar lo más tranquilo posible, con buena iluminación y un mate o café que nos inicie en la lectura.
Empezar a conocerse, analizar en qué horarios se es más productivo para estudiar.
En cuanto al material, leer y anotar ideas principales, usar colores ayuda a la memoria visual, hacer cuadros. Esto si es un texto breve. Si el material tiene muchas páginas, o un libro, una de las técnicas consiste en averiguar sobre el autor del libro, qué otro libro escribió, hacer un esquema de títulos y subtítulos anotarlos en una hoja, esto da una idea de los temas de los que trata este texto, realizar una lectura rápida del mismo y reforzar la lectura de los capítulos que más tengan que ver con la materia que estoy cursando.
Estudiar en grupo, leer con otros, sirve para enriquecer el análisis, pensar ejemplos, realizar preguntas, esto nos ayudará a recordar más y mejor.
Otra cuestión a analizar es la multitarea o multitasking que realizas al estudiar: lees, atender llamados, miras televisión, respondes mensajes, chequeas las redes. Existe la falsa creencia de que es beneficioso para entrenar nuestra capacidad, pero no es así. Los estudios científicos manifiestan que las personas se dispersan cuando pasan de una actividad a otra, quedando pegados a cosas sin importancia, impactando en una menor concentración. Por eso es relevante enfocarse en una tarea, para ser más efectivo en la misma.
El orden y la planificación es fundamental, organizar los temas a estudiar por días, estableciendo metas posibles, llevar una agenda fijando prioridades, dejando tiempo para el descanso y lo que nos guste hacer.
En tiempos de exámenes se necesita de tolerancia y paciencia de las personas que conviven con los estudiantes con nervios alterados y mal humor, entender que es sólo un momento, que pasará, que requiere de la colaboración de todo el grupo familiar para que sea lo más llevadero posible.
Las creencias nos limitan, pensar que no soy apto para una profesión, porque mi familia se dedicó a otra cosa, creer que porque ya sos grande, o tenés hijos no podés estudiar, o la limitante que se te ocurra, decile “Adiós”, porque solo vos sabes de lo que sos capaz cuando lo intentas, no cuando haces caso a tus miedos.
Por eso, esta vez, da ese paso, no hay recetas, hace tu propia práctica, fuera los NO y las excusas.